Sr. Director:
Celebrar la "fiesta del trabajo" (el pasado día 1) en estos momentos de crisis y paro, puede parecer un sarcasmo. 


Es verdad que la crisis nos ha empujado a un aparente callejón sin salida: para generar trabajo hay que reactivar la economía pero ninguna de las dos cosas es posible sin una serie de reformas estructurales que se debían y no se habían acometido desde que aparecieron los primeros barruntos de la crisis.

En lugar de asumir esta oscura realidad, los sindicatos mayoritarios y la oposición socialista, que contribuyeron a suscitar el estado de "emergencia social" que ahora denuncian, se han lanzado a demoler la credibilidad del ejecutivo con la algarada callejera como acompañante de un mensaje de desconfianza. Pienso que están actuando de manera totalmente contraria a la imagen que necesitamos de cara al exterior.

Suso do Madrid