El informe PISA 2006 da para muchas lecturas. Ya sabemos que Finlandia, Hong Kong y Canadá ocupan el podio del medallero; y que España queda muy mal, por mucho que diga la ministra de Educación. Está estancada. Lo demuestra el puesto 31 (488 puntos), el mismo que en 2003.

Basado en pruebas realizadas en 57 países a más de 400.000 alumnos de 15 años, el informe PISA es el punto de referencia para las comparaciones internacionales en materia de calidad de enseñanza.

Todos los países miran a PISA como un espaldarazo o un rechazo a sus políticas educativas. En un mundo cada vez más global, la competencia en el mercado internacional de la educación ya no es indiferente.

Quiero recordar que el informe saca también algunas conclusiones al relacionar los resultados con otras variables. Así, destaca que los mejores resultados no se explican por un mayor gasto educativo por alumno.

Sí influye en los resultados el modo en que los estudiantes son seleccionados y agrupados dentro de las escuelas. Por ejemplo, se obtienen mejores resultados cuando en el sistema escolar hay escuelas privadas y centros que compiten por captar a los alumnos. También está comprobado que los países donde las escuelas tienen una mayor autonomía presupuestaria tienden a lograr mejores resultados.

Clemente Ferrer Roselló

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