Pasen y vean. Ahí está nuestro agente, laborioso, cámara en ristre. Como asegura el montaje, esperando a la presa.

Y no lo hacen por recaudar, palabra de Rubalcaba, sino por nuestra seguridad. Para mí, que el agente de la Benemérita haría mejor en dedicarse a la persecución de delincuentes y vándalos pero la seguridad vial es más importante que la física. Es sabido que los que se preocupan por su integridad física no son más que puros materialistas.

Era el gran hombre, nuestro simpar Superalfredo (no Superpérez, porque ese sobrenombre es para el otro gran hombre del país, Florentino) quien defendía a ese viejecito tan agradable llamado  Pere Navarro, el hombre que vela por nuestra seguridad. Semanas atrás viajé a mi tierra asturiana. Desde Santander y a la altura de Galanes, tramo en obras de la autovía, un sólo carril rodeado de pivotes, me encontré dos señales maravillosas: la primera era el amenazantecontrol de velocidad por radar. A unos pocos metros, no es coña, había una señal que limitaba la velocidad a 20 km. a la hora. O sea, que, en teoría, los automóviles que circularan a 21 kilómetros por horas, a lo mejor con la primera marcha, podían ser sancionados por Pere. Todo sea por nuestra seguridad.

A uno no le gusta Papá Estado, porque no me gustan los gobiernos con patria potestad sobre los ciudadanos. Ahora bien, lo que ya no soporto es el Papá Estado hipocritón. El mismo ministro del Interior que se aprovecha de una ciudadanía que ya no se preocupa de denunciar las agresiones, intimidaciones y robos que sufre en la calle porque está convencido de que no le va a servir de nada y que lo único que conseguirá será meterse en líos. Estado de ánimo que aprovecha Rasputín Rubalcaba, el gran manipulador, para vender, con rostro pétreo, que la delincuencia ha disminuido en España.

Eulogio López

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