Editorial Edelvives, es decir, un fruto más o menos señero de los hermanos maristas. Libro de Sociales de tercero de ESO utilizado en un colegio religioso de Madrid. Lecciones varias, aburridísimas, dedicadas a las relaciones entre el hombre y la naturaleza. El hilo conductor de tan espinoso asunto no se lo pueden ni imaginar: el hombre es un maldito depredador de la pobre naturaleza, quien, quizás por tener género femenino, es la victima de todo el tinglado. El hombre no progresa para henchir la tierra y someterla, sino que, por el contrario, el muy canalla se dedica a fastidiar el medio ambiente. Los autores ofrecen a los discentes novedades tan extraordinarias como que la revolución industrial fue malísima, como lo son la agricultura, la ganadería, la industria, el turismo, el comercio y, en general, todo aquello que ha hecho la vida más agradable al ser humano.

El planteamiento es científicamente excluyente: un hombre o medio ambiente, lo que recuerda aquella marmórea pintada de mi juventud: No queremos medio ambiente lo queremos entero. Y así, nuestros autores de Edelvives les hablan a los pequeños es decir, les obligan a estudiar bajo amenaza de suspenso- la maravillosa biodiversidad, donde la víctima, es decir la naturaleza, siempre misericordiosa, se enfrenta al verdugo, el ser humano que siempre se la está beneficiando.

Además, mientras la deforestación avanza los hombres no hacen otra cosa que refocilarse mutuamente y continuar aumentando el número de individuos de la especie humana sin el menor rubor, una concupiscencia lamentable que se extiende, cual plaga de langostas devoradoras, por el conjunto de precitado medio ambiente, también conocido como naturaleza.

Según los autores, el progreso no hace otra cosa que esquilmar la tierra, el hombre, ese miserable cada vez consume más energía, en su empeño mendaz por no pasar frío, comer bien, dormir mejor y darse a la vida muelle.

El argumento definitivo llega cuando nuestros autores, que sufren con la naturaleza, recuerdan que la plaga, es decir, la humanidad, no deja de crecer, y que ya ha alcanzado una población de 6.000.000.000 de ejemplares, así, escrito con 9 ceros, que resulta mucho más impresionante, atemorizador, enervante, definitivo : ¡Qué miedo!

Ya he dicho muchas veces que sólo en las editoriales caóticas puede verse este esquema darviniano según el cual, no hay más seres humanos porque el genio del hombre ha conseguido mucho más rendimiento por cada palmo de terreno, cada modalidad vegetal y cada especie animal. El darwinismo social es un pensamiento invertido : como la raza humana ha conseguido crecer y someter la tierra, el objetivo no puede ser promocionar ese genio rompedor, sino acabar con el genio. Ya saben, el sistema más eficaz para acabar con el hambre no es aumentar la producción de alimentos, sino reducir el número de los que ingieren dichos alimentos. Es el darwinismo convertido en maltusianismo, las editoriales religiosas en promotoras de la mentira antipoblacional del Nuevo Orden Mundial (es decir, del aborto) y la raza humana convertida en suicidas.

Esto es lo que estudian nuestros hijos en la Enseñanza Secundaria Obligatoria. Para mí que esto es aun más importante que lo de la clase de religión.

Eulogio López