El peligro Obama

Sarah Palin gasta mucho en vestuario. Y esto es grave. Hillary también aunque le luce menos. Con McCain al borde del agotamiento físico, Barack Obama no se fía, y pretende terminar con ellos con el estilo que mejor domina: el del verdugo que pretende pasar por víctima.

Tiene la victoria al alcance de su mano, pero quiere humillar. No se conforma con ser un presidente, quiere ser un líder histórico, sin darse cuenta de que, lo mejor, la historia no ha terminado pero la evolución histórica cíclica, tal y como la hemos entendido durante 2.000 años, toca a su fin.

En cualquier caso, la borrachera de la victoria puede hacerle olvidar que la herencia que va a recibir es la peor de todas las posibles. Por ejemplo, no sé si por autoengaño o por necesidad, pero está mintiendo. Obama tendrá que subir los impuestos o tendrá que hacer que los suban los Estados. No tiene otra opción. El absurdo plan Bush, y la absurda política de Occidente para combatir la crisis, consistente en premiar al culpable con dinero del inocente, así lo va a exigir.

En cualquier caso, nunca un candidato presidencial gastó tanto dinero como Barack Obama en una refriega electoral, nunca un candidato había tenido a todo el establisment a su lado como lo tiene Obama. Sería un milagro de la democracia que no arrasara el 4 de noviembre.

Ahora bien, lo que está en juego en estas elecciones es algo mucho más grave. Lo que está en juego en estas elecciones es la batalla cultural que se libra en el mundo, entre creyentes y relativistas. No, no hablo de religión, hablo de la batalla entre quienes creen en algo y los que no creen en nada. Florentino Portero lo explica muy bien en Alfa y Omega, cuando a segura que los europeos han acogido con entusiasmo el relativismo, como cobijo don de guarecerse de sus angustias e incertidumbres... Además, han perdido su fe en la razón, en la posibilidad de comprender su entorno. Si no podemos tener certezas, ¿cómo vamos a defender unos valores sobre otros? ¿Cómo discernir entre la verdad -y la mentira? ¿Entre lo cierto y lo falso? ¿Entre lo justo y lo injusto? Todo se reconduce a un ejercicio político de llegar a acuerdos que salvaguarden los intereses de la mayoría.

Y continúa: Europa no es más moderna, progre o vanguardista por no creer en casi nada. Sólo es más decadente, más vieja, está menos dispuesta a asumir los retos que tiene ante sí. Una de las muchas pruebas que lo demuestran es su opción por el suicidio demográfico. Hemos dejado de reproducirnos voluntariamente, porque no tenemos fe ni energía para afrontar el futuro inmediato.

Estados Unidos no es viejo, es joven. Hasta sus pecados son de juventud. No olvidemos que lo peor que está ocurriendo es que Estados Unidos sea conquistado por el progresismo, que no cree en otros valores que los valores bursátiles y cuyo lema es Abajo los curas y arriba las faldas.

Ese es el peligro Obama.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com