"Es mi vida, está en tus manos". Nuestro articulista, Clemente Ferrer se refiere a la campaña de los obispos españoles en defensa de la vida más indefensa y más inocente: la del no nacido.

Hay manifestación el próximo día 26, a las 12,00 horas, en Madrid. No exenta de polémica, pero deben acostumbrarse: ya saben que en cuanto se juntan dos católicos hay tres guerras y lo mismo puede decirse de los provida. Todo esto demuestra que las ideas nobles son asistidas por el Espíritu Santo. Porque si el Paráclito no pusiera orden, ¿cómo habría sobrevivido la Iglesia, perdida en luchas intestinas?

El 25 de marzo -que este año cae en viernes- es la fecha idónea para luchar por la vida. Nueve meses antes de la Navidad, es una forma de señalar que la vida humana comienza con la concepción, nueve meses antes del nacimiento, lo que no es verdad de fe sino el sencillo reconocimiento científico de que en la misma concepción se crea un código genético individuado, distinto al del padre y de la madre. A fin de cuentas, nacer no es más que el traslado, unos pocos metros, del ser oculto en las entrañas maternas hasta su primera cuna: ningún cambio en esencia.

La lucha por la vida comenzó con la legalización del aborto en Estados Unidos, en 1973, aunque debería haber empezado antes, porque los norteamericanos no fueron los primeros. Los pro-vida tienen mucho mérito porque han sido insultados, manipulados, tergiversados, marginados durante todo este tiempo pero han seguido manteniendo la cabeza alta, aunque fuera para que se la golpearan.

38 años después, el mayor enemigo actual del movimiento provida no está en la izquierda, sino en la derecha pagana, tirando a tibia, capaz de darle la vuelta al derecho a la vida con unos sofismas cuando menos curiosos. En España, por ejemplo, la cúpula del PP ha celebrado con los conceptos y con el presupuesto. Acepta la ley de aborto de 1985 del Gobierno González -que no tocó el Gobierno Aznar-, acepta el aborto químico, que incluso potenció con la aprobación de la RU-486, la píldora del día después (PDD) y la manipulación de embriones -todo ello a cargo del Gobierno Aznar-, y financia los abortos en clínicas privadas -el caso más claro es el de Esperanza Aguirre, en Madrid, cuando, habrá que repetirlo, ninguna ley le obliga a ello (en las clínicas públicas sí, pero no en las privadas).

Conclusión: el movimiento provida español, pero me temo que en todo el mundo ocurre algo similar, tiene ahora como asignatura pendiente, y principal, la de poner al PP contra su propia responsabilidad: por el momento, los hombres de Mariano Rajoy son abortistas. Si quieren el voto provida, que se comprometan a dejar de matar 122.000 abortos anuales (y no hablo de abortos químicos, sólo quirúrgicos).

Sí, ahora mismo, el adversario de los provida es el PP, no el PSOE. Del PSOE ya sabemos lo que podemos esperar.  

Eulogio López

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