No sólo los nacionalistas vascos y catalanes propugnan el No en el referéndum sobre el Tratado Constitucional Europeo del próximo domingo 20. También los partidos Familia y Vida, Comunión Tradicionalista (CTC), Partido Social Europeo, Solidaridad Internacional y Alternativa Española están por el No. Y ninguno de ellos es antieuropeísta: están a favor de la Unión Europea y en contra del Tratado Constitucional por muchas razones.

Pero el oligopolio político, económico e informativo está por el Sí. El pueblo, que se supone es quien decide, acaba de dictaminar, según la encuesta de Celeste-Tel para La Razón, que sólo votará el 41,25% del censo (entusiasmo por el Tratado, que le dicen), de los cuales un 371% optará por el Sí y el 3,9% votará No. Quizás entre estos últimos existirá el máximo porcentaje de los que se han leído el Tratado entero, o al menos un resumen del mismo, pero su voto no vale por dos.

En cualquier caso, que un 58,4% de los españoles, el país más europeísta del continente, le importe un pimiento la Carta Magna que regirá su país, es algo llamativo. Cuando menos, llamativo. No nos engañemos, ésta es una lucha entre el Sistema y los alternativos, entre Ejército y guerrilla. Y por mucho romanticismo que le echemos a la guerra de guerrillas, el Ejército regular siempre acaba por imponerse.

Pero más llamativo resulta las trampas habituales del Sistema. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que ya le ha cogido el gusto a la economía de la verdad (que no es la verdad económica, sino ser muy económico con la verdad), afirma que detrás del No a Europa está la nada. La verdad es que detrás del No al Tratado Constitucional no está la nada, sino el descrédito de Zapatero y Rajoy. La idea madre de todos los partidos políticos antes citados que propugnan el No es la misma: Europa sí, pero no con este Tratado. Muchos de ellos afirman lo mismo que los eurodiputados que se oponen al engendro de Giscard DEstaing: este Tratado no sólo no es europeísta, es que es antieuropeo. Lo único que habría que hacer sería otro Tratado, y el actual es manifiestamente mejorable. ¡Pues anda que no se han hecho Tratados desde el firmado en Roma! Simplemente, el señor Zapatero está mintiendo.

Pero, además, es que supuesto y no admitido que el No signifique la nada, el hecho es que muy probablemente el Sistema no hiciera caso de los dictados del pueblo y el masoncete de Giscard siguiera adelante con sus propuestas. Es decir, que se convirtiera en una Constitución trágala a la que se aplicarían ciertas reformas cosméticas para continuar adelante. El Sistema no está haciendo la Europa de los mercaderes: simplemente está haciendo una Europa plutocrática, que pone la democracia en peligro. La prueba del nueve de esa Europa plutocrática, donde cada vez menos mandan sobre más, es que el Tratado Constitucional se aprobará quieran o no los europeos.

Sólo esto representa una razón definitiva para el No. 

Eulogio López