Sr. Director:
Casi todos los hombres de mi edad, hemos contemplado como la moral y el patriotismo se iban desvaneciendo a medida que transcurrían los días.

 

Veíamos como por  el gobierno todo que nuestros mayores nos inculcaron, lo iban haciendo desaparecer. La moral, la religión, las buenas costumbres,  la educación, el respeto a los ancianos y el amor a la Patria habían desaparecido. Nosotros, los viejos -como nos llaman despectivamente la juventud  de hoy, -cada  día  veíamos, que como decía Jorge Manrique "cualquier tiempo pasado fue mejor" y al ver a estos jóvenes de hoy, adictos al botellón y a las drogas, a esa juventud tan distinta a la nuestra en que la raíz de  nuestra forma de vivir era la familia,  cada día que pasaba  éramos seres sin esperanza de que esto cambiara.

La falta de educación entre los jóvenes de hoy, el libertinaje en su forma de vivir, su enorme incultura, su íntima creencia de que la vida es solo para hacer lo que les apetezca, el libertinaje en que les gusta vivir como esos que ahora se llaman los del 15 M, que si en principio tenían bastantes ideas sensatas, pero que hoy son una masa de incultos, que abogan por el libertinaje, que solo ellos dicen tener la verdad. Que hablan de democracia pero no permiten que otra serie de jóvenes se manifiesten con tranquilidad y alegría porque haya venido a España el Papa.  

Esa masa de incultos que en la Puerta del Sol atacaron a unas muchachas porque festejaban la venida de Su Santidad y que gracias a la Policía no llegaron a ser dañadas y que de los ataques de estos malhechores le respondían con los gritos de Esta es la juventud de España.

He seguido con sumo interés todos los actos que se han celebrado con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, he visto como miles de muchachos de todo el mundo agitaban las banderas de sus países y he sonreído como al ver la incultura y la idiotez de los del 15 M, le gritaba a una muchacha que a ellos nadie les pagaba la comida y que  el Estado se lo pagaba a la Juventud  del Papa y  el gasto que suponía a la Nación la venida de Su Santidad. Pues que sepa esta señora que furibunda gritaba esas idioteces, que la jornada Mundial de la Juventud ha supuesto que muchos millones de euros han entrado en las arcas públicas. Y a los  de mi edad, ver ese millón y medio de jóvenes aclamando al Papa, ese impresionante silencio que se "Oyó", y esa alegría  desbordante de la juventud católica me está tranquilizando mi inquietud porque veo una gente sana, alegre y fuerte en sus creencias lo que me hace suponer que  los del 15 M son los que deben estar sin esperanza.

Mariano Cañas