Sr. Director:

Desde hace unos veinte años en el pequeño territorio de Fashé se está matando de manera masiva a los cachorros de perros y gatos antes incluso de que se produzcan los partos. Estas acciones constituyen un grave delito, pero las autoridades miran hacia otro lado y han modificado la ley para que no se castigue a los autores. Esto ha hecho que el número de cachorros muertos haya ido creciendo y se calcula que en un plazo muy breve habrá alcanzado los 100.000 cada año.

El hecho ha generado en aquella región un próspero negocio que, amparado por el desinterés del Gobierno por la ecología, ha perfeccionado las técnicas de eliminación de los cachorritos desde el troceamiento hasta la muerte química y posterior eliminación del cuerpo de su madre como si se tratara de un objeto extraño.

Las asociaciones ecologistas piden que se difunda este mensaje para que se presione al Gobierno del país y a la ONU para que se tomen las medidas necesarias para acabar con esta matanza. En lugar de hacer caso de estas llamadas, los sucesivos gobernantes han continuado con estas prácticas y han lanzado paralelamente una campaña de desprestigio contra los ecologistas acusándoles de radicales y contrarios al progreso, un mensaje que ha calado hondo y que ha cegado a la sociedad de Fashé. Muy al contrario, el país se propone lanzar una ONG para enseñar y difundir por el mundo sus avanzadas técnicas.

Seguramente la muerte de los perritos le habrá producido una lástima tremenda. Pues es mentira. Todo esto no ocurre en el lejano e incivilizado territorio de Fashé, un país que ni siquiera existe, sino en España. Los grupos ecologistas ni se han pronunciado ni lo harán, pero sí son muchas las asociaciones que llaman la atención sobre estos crímenes. La preocupación por el problema sería mayor si en lugar de niños fueran realmente cachorros. Esta realidad se llama aborto.

Eduardo Rodríguez

urukshai-1@yahoo.com