Lo decía en mayo de este mismo año Nadia Calviño, por aquel entonces ya ministra de Economía en funciones: “en España hay un margen para aumentar la recaudación fiscal…y es importante hacerlo en un momento de crecimiento económico para estar preparados de cara al futuro".

Y ha pasado el tiempo, en concreto, cerca de cinco meses, y hay convocadas nuevas elecciones y el crecimiento económico es cada vez menos boyante. Los datos son evidentes, y aunque no alarmantes, si preocupantes, tanto en la actividad económica como laboral, en la confianza del consumidor y en las cifras de demanda interna, uno de los principales motores de nuestro crecimiento. Así que, Nadia Calviño no ha tenido más remedio que reconocer, a día de hoy, que este otoño “va a ser muy complicado” para la economía española.

Los compromisos adquiridos por Sánchez en el Proyecto Comun Progresista suponen un fuerte desembolso del Estado en plena desaceleración económica

Esto significa que el PSOE, si repite en Moncloa, ¿se replantearía las subidas de impuestos anunciadas la pasada primavera y reiteradas en el documento presentado por Pedro Sánchez para, de nuevo, conquistar a Pablo Iglesias? Pues no, claro que no. Por ejemplo, Mª Jesús Montero insiste en que el sector financiero debe pagar más impuestos por sus beneficios “lo que obliga al Gobierno a subir el tipo mínimo efectivo de estas entidades”. Hay que recordar que dentro de las 370 medidas ‘programáticas’ que anunció Sánchez el pasado 3 de septiembre estaba la reforma de la regulación del Impuesto sobre Sociedades, “garantizando una tributación mínima del 15% de las grandes corporaciones, que se ampliaría hasta el 18% para las entidades financieras (bancos) y empresas de hidrocarburos”, además de la aprobación de la ley del Impuesto sobre las Transacciones Financieras.

Mientras, Calviño, ha hecho de la tasa Google su bandera. Una tasa que sigue sobre la mesa del Ejecutivo en funciones. Pese a los enfrentamientos que ha provocado el establecimiento de un gravamen similar en Francia entre el Ejecutivo galo y el estadounidense, los planes de gobierno del PSOE continúan contemplando el impuesto de cara a una próxima legislatura

Pero, volvamos a la “complicación” de la que habla Calviño. El Plan de Estabilidad que el Gobierno remitió en primavera a Bruselas, en su última actualización, es un documento anual obligatorio que incluye, entre otras cosas, un cuadro macro importante. En él, el departamento de Nadia Calviño estimaba por ejemplo que el déficit público cerraría 2019 en el entorno del 2%. Los técnicos comunitarios, en cambio, consideraban que lo haría en el 2,3%, una desviación de tres décimas y más de 3.500 millones de euros.

Mª Jesús Montero insiste en que el sector financiero debe pagar más impuestos por sus beneficios “lo que obliga al Gobierno a subir el tipo mínimo efectivo de estas entidades"

Es importante señalar que la Comisión saca unas estimaciones cada trimestre, pero únicamente las de primavera y otoño son completas. En las de invierno, por ejemplo, no hay datos de PIB o deuda. Así que, las últimas comparables son las de noviembre de 2018, y entonces Bruselas pensaba que el déficit de este ejercicio se reduciría hasta el 2,1% y al 1,9% en 2020. Sin embargo, en apenas ocho meses, la previsión ha aumentado en lugar de reducirse.

Y todo ello, a pesar de la fortísima subida impositiva contenida en los documentos enviados al Ejecutivo comunitario por el Gobierno Sánchez, que contempla un gravamen adicional de 5.654 millones el año que viene, dentro de una senda que supondría incrementar los ingresos fiscales hasta el 40,7% del PIB en 2022.

Todas estas cifras estaban recogidas en la reforma fiscal pactada entre PSOE y Unidas Podemos para los Presupuestos de 2019 que finalmente tumbó el Congreso. Pues bien, ni siquiera esta fortísima subida impositiva sirve para reducir el desvío de casi un punto porcentual que anticipan los técnicos europeos y que sitúan en torno a 11.000 millones de euros.

La fortísima subida impositiva contenida en los documentos enviados a Bruselas por el Gobierno Sánchez contempla un gravamen adicional de 5.654 millones el año que viene

Así que, si 2020 comienza por tanto con un agujero fiscal del 2%, el Gobierno de turno deberá encargarse de rebajar el déficit en nueve décimas de PIB durante el ejercicio para concluirlo en el 1,1%. Esto supone reducir considerablemente los gastos o elevar ingresos. Y ya sabemos que el Gobierno del PSOE lo primero que hará al llegar a Moncloa será subir los impuestos. Es más, si se llegaran a hacer realidad esas 370 medidas programáticas, el gasto se incrementaría en cerca de 20.000 millones, según los expertos. Despliegue de medidas de gran atractivo social en su intento de conquistar a Unidas Podemos, que le dio finalmente calabazas, y que abarca un nutrido abanico de áreas que pasan por la revalorización de las pensiones con la inflación, por el incremento de la inversión en Sanidad, Cultura, Educación o Ayuda al Desarrollo o el apoyo al coche eléctrico. Estos compromisos adquiridos por Sánchez suponen un fuerte desembolso del Estado en plena desaceleración económica sin que el aumento de impuestos que detalla, sin demasiada precisión, cubra ni siquiera el 10% del esfuerzo previsto en el denominado Proyecto Común Progresista