Una de las cuatro vicepresidencias será para Nadia Calviño, como ya lo anunció el propio Pedro Sánchez durante el debate a cuatro en TVE previo al 10N, que quizá se haya arrepentido más de una vez en estas últimas semanas de no haber optado a la dirección gerente del FMI tras la salida de Christine Lagarde, o de haberse buscado un hueco, aunque fuera recóndito, en los despachos de Bruselas.

Porque una imagen vale más que mil palabras. Recordemos. Los diputados del PSOE recibieron puestos en pie y con aplausos al líder de Podemos, Pablo Iglesias, cuando subía a la tribuna de oradores del Congreso para intervenir antes de la votación decisiva que investiría a Pedro Sánchez. Además de la bancada socialista, aplaudieron a Iglesias algunos ministros como Dolores Delgado, Fernando Grande-Marlaska, María Jesús Montero, o Isabel Celaá. Los aplausos se repitieron cuando el líder de Podemos defendió que lo primero que debía hacer el Gobierno era derogar la reforma laboral. La que se mantuvo impertérrita fue la ministra de Economía, Nadia Calviño, que, sin cambiar el rictus, prefirió quedarse al margen de esta segunda ovación.

La Agencia Tributaria establecerá un tope al porcentaje de capital que puede tener un solo accionista, lo que acabará con las sicavs cerradas de un solo inversor o un grupo familiar

Así que... el papelón que tiene ante sí Nadia Calviño pasa por hacer entrar en razón a un Pedro Sánchez ‘podemizado’ que ha sacado del cajón sus medidas más intervencionistas para pactar con los morados.

Sánchez ha logrado el apoyo de Pablo Iglesias a cambio de una serie de concesiones en materia económica, que anteriormente había hecho desaparecer, ¡oh misterio! de los programas con los que se presentó a las elecciones de abril y a las de noviembre. Incluso cuando puso sobre la mesa a Podemos el pasado mes de septiembre ‘Un Programa Común Progresista’ para llegar a un acuerdo, los planteamientos socialistas eran mucho más moderados.

Ahora, en el programa del Gobierno de coalición que ha rubricado con Unidas Podemos, Sánchez ha vuelto a poner en el centro de la diana a las socimis, las sicavs o a las rentas de más de 130.000 euros. 

En fiscalidad, el acuerdo calca las subidas de impuestos acordadas en 2018 y que incluía el proyecto de Presupuestos para 2019 que tumbó el Congreso de los Diputados. Sobre las rentas que ganan más de 130.000 euros se incrementan dos puntos los tipos impositivos sobre la base general del IRPF para aquellos contribuyentes con ingresos anuales superiores a los 130.000 euros, subiendo el tipo estatal del 22,5% al 24,5%, y cuatro puntos, hasta el 26,5%, a aquellos que ganen más de 300.000 euros. Eso sí, desaparece la subida en el Impuesto de Patrimonio a los que tienen más de diez millones que pactaron en 2018 y se emplazan a estudiar "la fiscalidad de las grandes fortunas". El tipo estatal sobre las rentas del capital se incrementará en cuatro puntos porcentuales para rentas superiores a los 140.000 euros.

Se reformará el régimen jurídico y fiscal de las socimis, aplicando un tipo de gravamen del 15% sobre los beneficios no distribuidos, dice el acuerdo PSOE-Unidas-Podemos

Pero el grueso del alza de la recaudación que PSOE y Podemos pactaron en 2018 se centra en las grandes empresas y se mantiene. El aumento de ingresos vendrá, sobre todo, de gravar el 5% de los dividendos que repatrían las multinacionales españolas del exterior. También se mantienen el impuesto sobre las transacciones financieras, la tasa Google y el tipo mínimo del 15% a las grandes empresas, siendo del 18% para banca y petroleras, aunque ya no especifica si será sobre la base imponible o el resultado contable. Y también rebajas a las pymes, del tipo nominal de Sociedades del 23% al 25%, además de prometer que la fiscalidad verde no les afectará.

En vivienda, el PSOE ha acordado con Podemos incrementar también la fiscalidad de las socimis, las sociedades inmobiliarias más denostadas por Podemos. "Se reformará el régimen jurídico y fiscal de las socimis, aplicando un tipo de gravamen del 15% sobre los beneficios no distribuidos", dice ahora su acuerdo, a pesar de que el PSOE habían dejado en el cajón sus planes para ellas.

Los peores augurios para las sicavs se cumplen

En cuanto a las sicavs, y como hemos dicho, el PSOE había sido mucho menos agresivo que Podemos en sus programas. Y, aunque puso el foco en ellas y por escrito en el documento ‘Para un Gobierno progresista’ del pasado otoño cuando planteaba a Podemos "un mayor control sobre las sicav, de modo que la Agencia Tributaria pueda regularizar fiscalmente aquellos casos en los que no se cumplan los requisitos que establece la normativa financiera", ahora, su propuesta respecto a las Sociedades de Inversión de Capital Variable es mucho más radical: "Ejerceremos un mayor control sobre las sicav. Otorgaremos a los órganos de inspección de la Agencia Tributaria la competencia para declarar a efectos exclusivamente tributarios el incumplimiento de los requisitos establecidos para las sicav en la normativa financiera. Igualmente se establecerán requisitos adicionales para la aplicación por las sicavs del tipo impositivo reducido tendentes a asegurar su carácter de instrumento de inversión colectiva, por ejemplo, estableciendo un tope de concentración de capital en manos de un mismo inversor (incluyendo la participación de personas físicas o jurídicas vinculadas)".

Se mantienen el impuesto sobre las transacciones financieras, la tasa Google y el tipo mínimo del 15% a las grandes empresas, que se eleva al 18% para banca y petroleras

Es decir que se han confirmado los peores augurios para estos instrumentos de inversión sobre los que volverá a tener el control de estos vehículos la Agencia Tributaria. Y no solo eso, sino que pondrá un tope al porcentaje de capital que puede tener un solo accionista, lo que acabará con las sicavs cerradas de un solo inversor o un grupo familiar.