En trazo grueso y a brocha gorda, espero que no me maten los economistas, la riqueza financiera de las familias es la suma de lo que tienen en el banco, es decir, efectivo, depósitos, acciones, fondos de pensiones, de inversión…una suma a la que hay que restar la deuda de las familias. Hablamos de la diferencia entre sus ahorros y su deuda. Pero aunque se suma todo, no todo el mundo tiene lo mismo, como ya sabemos, unos no tienen tanta suerte y acumulan más deuda que activos.

La principal razón del aumento de la riqueza financiera de las familias es precisamente la reducción de la deuda. Desde 2012 hasta hoy en día, la deuda de los hogares españoles ha pasado de representar el 82% del PIB a representar el 58%. La crisis dejó muchas cicatrices y dejó a los españoles muy tocados porque hubo incluso quienes perdieron su vivienda lo que aquí significa perder el bien más valorado. Esa reducción de la deuda, y a juicio de los expertos, da muestra del perfil muy racional de las economías domésticas que contrasta, por ejemplo, con el comportamiento de las Administraciones Públicas.

600.000 millones más o menos están en acciones, en renta variable, porque el aumento de la riqueza familiar ha tenido que ver también con la subida de la Bolsa

Si aplicamos la lupa, bajan con intensidad los préstamos a largo plazo, como los hipotecarios porque aquellos ciudadanos que pueden es lo primero que amortizan: la hipoteca. En cambio, hay algo que preocupa al Banco de España y es que aumenta con intensidad el crédito al consumo. Y si no hubiera sido porque los créditos al consumo subieron el 1,2% en 2018, el descenso de la deuda bancaria de las familias hubiera sido aún mayor. El aumento del crédito al consumo se produce, en buena parte,  por el ‘aliento’ de los bancos que pretenden así compensar sus estrechos márgenes debido a unos tipos de interés en mínimos. Un aumento que tiene riesgos inherentes en el caso de que haya una desaceleración que supere las previsiones.

Pero de vuelta a los datos, la riqueza de las familias españolas ha mejorado un 4%, según el Banco de España, en el primer trimestre llega a 1,45 billones de euros, la cuantía más alta de los últimos años. En relación a los resultados de diciembre de 2018, la riqueza de los hogares se elevó un 6%.

Bajan con intensidad los préstamos a largo plazo, como los hipotecarios, porque aquellos ciudadanos que pueden lo primero que amortizan es la hipoteca

Pero, lo que no parece muy racional, esto lo digo yo y no el BdE, es la distribución de los activos, de los ahorros: casi 900.000 millones, el 40%, están en efectivo o en depósito y tener ahora dinero en depósitos es como no tener nada. El dinero en efectivo y los depósitos bancarios fue lo que más creció entre enero y marzo, 0,5 puntos porcentuales respecto a los mismos meses de 2018. Es decir, tenemos tanta, tanta cautela, por no decir miedo, que preferimos no ganar nada, incluso perder por el efecto inflación y tenerlo ahí, a mano, por si acaso. Otros 600.000 millones más o menos están en acciones, en renta variable, porque el aumento de la riqueza familiar ha tenido que ver también con la subida de la Bolsa que se produjo en los tres primeros meses del ejercicio. Tras dejar atrás 2018, considerado el peor año para los mercados de la historia reciente, el Ibex 35 cerró el primer trimestre de 2019 con una subida del 8,2%. La situación política y económica exterior, las  incertidumbres que penalizaron a la Bolsa, como la guerra comercial entre EE UU y China, el Brexit o la amenaza de una seria desaceleración económica siguen ahí pero, y en lenguaje bursátil, el mercado ya los ha descontado por lo que la renta variable se comportó con menos volatilidad de la esperada.

El resto, aproximadamente 670.000 millones, están en fondos de pensiones y en fondos de inversión. Y hablando de fondos de pensiones, yo me pregunto por qué los fondos de pensiones privados en este país ofrecen tan poca rentabilidad y, en cambio, tienen tanta comisión pero…eso es otro asunto.