EPA del tercer trimestre. En resumen: la creación de empleo se ha congelado y el paro vuelve a subir. La desaceleración se deja sentir en el mercado laboral y anticipa un final de año revuelto.

Las cifras concretas de la Encuesta de Población Activa (EPA) muestran que el desempleo baja en 16.200 personas y la ocupación aumenta en 69.400. Son datos malos, sobre todo, en comparación con años anteriores. Se certifica el frenazo y se justifica en el mal comportamiento del verano que no ha sido como los anteriores, pues no ha dado calor al mercado laboral. Para hacernos una idea, habría que retroceder al año 2012 para encontrar datos similares en la lucha contra el paro, y al 2013, en la creación de empleo.

Los números hablan por sí solos: el año pasado, en este mismo trimestre, el paro bajó en 164.000 personas, pero es que en 2017 lo hizo en 186.000 personas; en 254.000 en 2016 y en casi 300.000 en 2015. Parón, estancamiento en los tres meses óptimos para darle fuelle al empleo.

¿Por qué se reduce el dato si apenas desciende el número de parados? Por algo que es también una mala noticia: la tasa de actividad de la economía española cae al 58,7% 

Entonces, ¿por qué se reduce el dato si apenas desciende el número de parados? Pues por algo que es también una mala noticia: que la tasa de actividad de la economía española cae al 58,7%, una caída tímida, eso sí.

Magnitudes a tener en cuenta son que la creación de empleo se reparte en porcentajes iguales entre el sector privado y el sector público, y que el número de hogares con todos los miembros en paro, que había retrocedido en los últimos doce meses en 73.000 familias, vuelve a repuntar de nuevo.

Con este descenso tibio del desempleo, la tasa de paro bajó solo una décima en el tercer trimestre, hasta el 13,92%.

Por otro lado, se aprecia un aumento de la población activa, lo que significa que la fuerza de trabajo está recuperándose después de años casi en coma. En el último trimestre se han incorporado 52.200 nuevos activos, lo que significa un aumento interanual del 1,05%, el mejor desde el año 2009, cuando España todavía ganaba población extranjera. Como resulta evidente, este aumento de la actividad se debe a la llegada, otra vez, de mano de obra del exterior que incrementa la fuerza de trabajo en nuestro país.

La hostelería ha pasado de ser un motor de crecimiento a un lastre porque el número de ocupados cayó en 7.000 personas en el tercer trimestre respecto al mismo periodo del año anterior

La mejor noticia de los datos de empleo del tercer trimestre la deja el sector de la industria manufacturera, en el que volvió a animarse la ocupación después de varios trimestres difíciles. En el último año se han incorporado 97.000 personas al sector, el mejor dato en casi dos años. Sin embargo, la hostelería ha pasado de ser un motor de crecimiento a un lastre porque el número de ocupados cayó en 7.000 personas en el tercer trimestre respecto al mismo periodo del año anterior. Se consolidan así seis meses consecutivos de destrucción de empleo.

Hay que tener en cuenta que el empleo es un indicador de coyuntura retrasado, lo que significa que primero evoluciona la actividad, principalmente las decisiones de inversión de los empresarios, y después reacciona el mercado laboral

Estos datos muestran, por tanto, un claro cambio de tendencia en la economía española. Cambio de tendencia que, ¿hasta qué punto es preocupante? 

Pues dicen los expertos que la tasa de paro, junto al PIB y el IPC son los termómetros que toman la temperatura a los datos macroeconómicos de un país. Es decir, los que determinan cómo está su salud. Así que… juzguen ustedes por sí mismos.