Quizá sea el único Papa que ha dimitido. Pedro Celestino, nacido en Isermia (Italia), el año 1215, en una familia de 12 hermanos, ingresó como benedictino muy joven, pero enseguida se retiró para llevar vida eremítica. A pesar de su vida retirada y su soledad, algo tenía de muy atrayente su personalidad, porque se le unieron muchos discípulos. Cuando contaba 80 años le comunicaron, en la cueva donde vivía, que había sido elegido Papa. No pudo rechazar la elección, pero cinco meses después consiguió dimitir. Recluido por el nuevo Papa, Bonifacio VIII, en el castillo de Monte Fumone, junto a Anagni, le encontró la muerte en la vida de oración, penitencia y soledad que tanto había deseado.
La enseñanza de San Pedro Celestino muestra que, como se dice, "Dios escribe derecho con reglones torcidos". Al aceptar Pedro Celestino el cargo, para el que no servía, permitió solucionar el problema de la cristiandad, que llevaba ya dos años sin Papa. De hecho, a los 10 días de la dimisión de Pedro Celestino se pudo elegir, sin dificultad, a un gran Papa, Bonifacio VIII.
(Las fuentes principales, que no las únicas, de las que se han tomado los datos para redactar
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