(Oído en radio, visto en TV) Santiago Abascal (COPE): "Vox se opone a la entrada en la educación de determinados lobbies LGTB que pretenden adoctrinar a nuestros hijos; se opone al aborto y a la eutanasia. El PP no se opone a todo eso"

En la COPE, el presidente de Vox, Santiago Abascal, ha explicado las diferencias entre su partido y el PP: "Vox es un partido que se opone al despilfarro político que representa el Estado de las autonomías, que exige el fin de las subvenciones públicas a sindicatos, partidos políticos y organizaciones patronales, que exige un control mucho más severo de la inmigración y la defensa de nuestras fronteras, que se opone a las leyes ideológicas de la izquierda en materia de género y de memoria histórica, que se opone a la entrada en la educación de determinados lobbies LGTB que pretenden adoctrinar a nuestros hijos en valores que no compartimos o que se opone, por ejemplo, a la obligatoriedad y a la imposición de las lenguas regionales en la educación con la postergación del español, es un partido que se opone a la religión climática -que es la nueva religión de nuestros días-, que se opone al aborto con rotundidad y a la eutanasia. En cambio, el PP no se opone a todo eso. Es decir, los mensajes de Vox y del PP son claramente distintos en estos momentos y probablemente por eso sumamos más, porque hay gente que quiere contundencia y claridad en la política y otros tienen otra posición. Y yo creo que a nivel nacional, una alternativa de esas características (o sea, PP y Vox por separado) también va a sumar muchos más votos y va a ser muy eficaz. No tengo ninguna duda de que si en estos momentos se convocasen elecciones generales, lograríamos entre todos expulsar a Pedro Sánchez del Gobierno".

Abascal ha señalado que la traslación de los resultados de los comicios en Madrid a toda España dependerán si "dos partidos con posiciones políticas muy diferentes" son capaces de llegar a acuerdos y entenderse para "echar al frente popular" de Pedro Sánchez.

Abascal ha asegurado que su formación aceptaría que la Presidencia de la Asamblea de Madrid sea "ocupada por parlamentarios" de su partido que podrían hacer "un papel institucional muy adecuado".

Ha recordado que su formación no ha exigido "nada a cambio" de la investidura de la 'popular' Isabel Díaz Ayuso. "Sí pensamos que el PP podría mostrar algún tipo de generosidad con la actitud de Vox", ha opinado. A su juicio, "toda España está pendiente de cómo funciona" el acuerdo entre el Partido Popular y Vox en la Comunidad de Madrid. "Vamos a estar a la altura de las circunstancias", ha continuado.

En Antena 3, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso ha dicho que "muchos empresarios españoles con negocios en varias comunidades autónomas han podido salvar sus empresas gracias a lo recaudado en Madrid".

"Para mí hubiese sido más sencillo decidir que todo se cerraba, como se ha hecho en otras partes de España, pero era consciente de que los ciudadanos no pueden perder sus negocios", ha remarcado.

"No es solo perder un empleo, es perder un negocio, a veces familiar, en el que has puesto todo tu patrimonio y desvelos", ha añadido, al tiempo que se refería a estos trabajadores como "personas que han evitado la quiebra" gracias a esas políticas.

Ayuso, que se impuso con aplastante autoridad en las elecciones del 4M, ha asegurado, además, que el PP madrileño "no ha primado la economía sobre la salud, como nos dicen desde otros partidos políticos. La vida para nosotros es lo primero, pero es compatible con la actividad económica. La economía también es salud".

Así ha arrancado una intervención que ha seguido la línea del discurso dado durante la campaña electoral y en la que la 'popular' ha vuelto a reivindicar el ideario con el que alcanzó los 65 escaños en la Asamblea de Madrid. "Es lo que buscábamos, ahora tengo más responsabilidad pero también más libertad. Antes, con 30 escaños, no podía aprobar unos presupuestos".

En Onda Cero, Fernando Ónega reflexiona en Más de uno sobre el abuso por parte del gobierno de la fórmula del decreto-ley: "Este cronista siempre supone buena voluntad y limpieza en los gobernantes. Supone, por tanto, que si hubo muchos decretos-leyes ha sido por lo excepcional del tiempo vivido. Es que fue constituirse la coalición, darse Sánchez e Iglesias el abrazo de Moncloa, ver incorporarse a gigantes del Estado como Alberto Garzón, y estalló el coronavirus. Quizá no hubo más remedio que acudir al decreto-ley.

Es cierto que han sido muchos, algo así como medio centenar en año y medio. Descontadas las vacaciones, salen casi a uno por semana. En condiciones normales, sería un clarísimo abuso. En medio de una pandemia como la sufrida y con unas gravísimas heridas económicas y sociales, por lo menos hay una apariencia de justificación. Lo que no tiene un pase es justamente el decreto que ayer tumbó el Tribunal Constitucional, y así lo dijimos en su día.

Eso de colar de tapadillo a Pablo Iglesias en la Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia, es decir, el CNI, en unas medidas sanitarias urgentes, ha sido como colar un alijo de cocaína en envases de vacunas con el cartel de gobierno de España. Y eso de hacerlo acompañar por Iván Redondo para disimular la presencia del jefe de Podemos en los secretos de Estado, ha sido de una osadía que rozó la desvergüenza y de una jeta que pocas veces habíamos visto. Pero se hizo desde la soberbia y la creencia de que aquí cuela todo. Pues no cuela. Aunque tarde, todavía nos queda y nos salva el Tribunal Constitucional".

En la COPE, Carlos Herrera comentaba: "Pero en lo que Sánchez va a ver los laboratorios, se hace un amado líder con la bata blanca, la justicia, el mundo real, le sigue sacando los colores. No es que tengamos un tipo que ha huído, del drama de los hospitales, que se apunta a la propaganda amable, es que tenemos a un presidente que ha usado el drama de la pandemia para hacer su política y poner sus intereses torticeros por la puera de atrás, para colonizar institucionalmente el país, para llevar de la mano a un atajo de parásitos y colocarlos en puestos claves del Estado, al servicio de la causa. Y esto lo dice el Tribunal Constitucional. Ha venido a dar la razón a Vox cuando presentó la denuncia. Ha anulado la inclusión de Pablo Iglesias y de Iván Redondo en la Comisión que controla el CNI".

En la SER, Ángels Barceló decía: "Desde hace unas semanas, con la baja incidencia del virus y con el ritmo de vacunación, se abre aquí una nueva esperanza, el verano está ya muy cerca y el escenario es o parece ya muy diferente. La semana que viene arranca Fitur y en su presentación el gobierno quiso mandar un mensaje optimista. Dice que será un punto de inflexión para el turismo que ya tiene sus particulares brotes verdes en el aumento progresivo de las reservas desde que ha finalizado el estado de alarma. También mandó ayer un mensaje positivo el embajador británico en España, convencido de que los turistas ingleses sí podrán venir a nuestro país. Este es el contexto, que permite mirar al futuro más próximo con cierto optimismo".  

En Onda Cero, Carlos Alsina comentaba: "Mañana se cumplirán ya diez años del 15-M. Quince de mayo de 2011, el día en que empezaron las acampadas aquéllas de indignados. La Puerta del Sol como referencia. Gobernando Zapatero y habiendo pasado de prometer la salida socialdemócrata de la crisis a tragar con los recortes que le exigieron nuestros socios europeos a cambio de financiarnos el Estado. El 15-M surgió en medio de una crisis de caballo, como movimiento poco definido (transversal que dirían los estudiosos), sin líderes y con proclamas que iban desde la banca pública al tope de los salarios pasando por la eliminación de privilegios de los políticos, el cambio de la ley electoral y la desaparición de la monarquía (la Spanish revolution).

Aquel movimiento (o confluencia de movimientos diversos) sirvió para promover el debate sobre los desahucios en tiempos de recesión, o sobre la llamada pobreza energética, pero sirvió también para propalar algunos de los mayores embustes que se han dicho sobre nuestro sistema político. El principal, que nuestra democracia de treinta años era falsa, no había democracia real, no se gobernaba para el pueblo, el Parlamento no representaba a la sociedad, la Constitución era una coartada y el sistema estaba atado y bien atado para que aquellas demandas que se hacían en las asambleas de Sol nunca llegaran al Congreso de los Diputados. Un sistema bipartidista blindado para impedir que la sociedad pudiera defenderse de los poderosos". 

En la COPE, el economista José María Gay de Liébana afirmaba "Las dudas sobre España y también sobre Cataluña no son un asunto exclusivo de quienes aquí moramos, sino que impacientan también a inversores foráneos.

Es cierto que últimamente, como hay mucho activo que está barato, inversores extranjeros, por ejemplo, fondos de inversión, se dejan caer por España y aprovechan la coyuntura para comprar tradicionales negocios y patrimonios inmobiliarios de sello nacional a precio más o menos de ganga. Los de aquí, fustigados por la crisis, necesitan monetizar parte de su patrimonio para resistir y a veces solo queda la posibilidad de vender determinados activos para generar liquidez con la que seguir aguantando.

Pero hay otros inversores de fuera, que invierten en industria y en actividad empresarial, que ven sombras sobre la marcha de nuestra economía y no únicamente por los problemas achacables a la pandemia. A quienes invierten más económica que no financieramente en España les inquieta la inconsistencia de nuestros gobernantes, la ostensible incertidumbre política, el ambiente poco confortable que los políticos crean respecto al mundo empresarial y las subidas de impuestos en una situación tan patética como la actual. Si la caída de la demanda es la primera preocupación, el contexto económico y político junto con el precio de la energía y las materias primas, así como la inseguridad jurídica, suman dudas sobre la economía española.

Los empresarios extranjeros se lamentan de la falta de interlocución con los políticos, precisamente cuando se plantean posibles inversiones en España. Y eso daña la imagen de nuestro país".

En la Ser, José María Izquierdo apuntaba: "Hartos, estamos hartos de las pequeñas miserias que adornan la actividad política de este país, desde Cataluña a Madrid pasando por Andalucía. Minucias que nos enredan, incluido el corte de la coleta de Pablo Iglesias, paren las máquinas, vaya notición. Así que salgamos del liliput agobiante para irnos, y éste sí es un dolor, profundo y verdadero, a Israel y Palestina.

Llevamos cuatro días de hostilidades y ya tenemos balance de muertos: en la Franja de Gaza han caído 83 palestinos, entre civiles y milicianos, de los que al menos 17 son menores. ¿Bajas israelíes? Siete, entre ellos dos menores y un soldado. Además, el ejército israelí ha acabado con la vida de al menos 16 mandos de las milicias palestinas.

La cuenta es sencilla porque la diferencia es abrumadora, cien palestinos muertos, siete israelíes. Mala ha sido la semana, pero amenaza con empeorar porque Tel Aviv planea seriamente una invasión por tierra. ¿Además de sus padres, alguien llorará por esos diecinueve niños, tanto da si son palestinos o israelís, muertos en esta guerra de nunca acabar?".