Aquella grieta de seguridad, descubierta en enero de 2018, amenazó seriamente, no solo a Intel, sino a todos los fabricantes de chips del planeta. Al final, sin embargo, todo quedó en un susto y los resultados anuales que ha presentado Intel este viernes no podían ser mejores. El beneficio se disparó un 119%, hasta los 18.559 millones de euros, con una facturación que alcanzó los 62.455 millones de euros, un 12,9% superior a la de 2017.