No hablamos de embajadores, cónsules o funcionarios sino de empleados normales. La protesta empezó en Argentina y se ha extendido a otros países: el último, Nicaragua. Tras las huelgas en transporte (aeropuertos, taxi, tren…) cabe mencionar que los paros han llegado hasta la diplomacia española. Es su forma de protestar para pedir un aumento de sueldo a su jefe, el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis. Claro que conviene subrayar que no estamos hablando de embajadores, cónsules o funcionarios, que están bien pagados, sino de empleados normales y corrientes. La protesta empezó hace tres meses en Argentina, donde el personal se quejaba de sufrir congelación salarial desde el año 2009 y de perder poder adquisitivo debido a la alta inflación del país y a la devaluación del euro frente al dólar. Además, el problema se extendió a otros países (Suecia, Brasil, Australia, Finlandia, EEUU, Canadá, Marruecos, Guinea Ecuatorial, Venezuela o Uruguay). El Gobierno prometió estudiarlo y buscar una solución "rápida" para los empleados en Argentina y después para otros centros con fuertes desajustes. Pero aún no hay nada y la protesta ha llegado ahora a Nicaragua, donde el personal del Servicio Exterior denuncia que tiene el salario congelado desde 2009 y pide que aumente un 25% este año con carácter retroactivo, un 10% más el próximo y otro 10% en 2019. Cristina Martín cristina@hispanidad.com