La eléctrica alemana gana un 40% más hasta junio, aunque el beneficio operativo cae más de un 16% por el descenso en la generación convencional de electricidad Aunque los resultados presentados este miércoles por E.ON hablan de un beneficio de 1.149 millones de euros hasta junio, un 40% más que en 2014, no se puede decir que sean buenos. Principalmente, porque la base de esa mejoría está en menores impuestos y en menores intereses, es decir, mejora el resultado, pero no el negocio. Y es que, en los seis primeros meses del año, la eléctrica alemana ha obtenido un beneficio operativo un 16,7% inferior al de 2014 (2.653 millones de euros), debido a la caída en la generación convencional de electricidad. El Ebitda también ha descendido, un 13,2%, hasta los 4.273 millones, por la bajada de los precios mayoristas, por el bajo precio del crudo y por la debilidad del rublo. Tampoco ha sido un buen semestre para la energía eólica, solar e hidráulica -la división de renovables- que, en su conjunto, han visto como su beneficio se ha reducido en un 17%. ¿La culpa? Las desinversiones y la falta de ingresos atípicos, que sí hubo en 2014. Por cierto, E.ON ha sido una de las últimas compañías en demandar a España –lunes 10 de agosto- por la reforma energética del ministro José Manuel Soria. El único registro positivo –al margen del beneficio neto- ha sido el de las ventas, que han aumentado un 5%, hasta alcanzar los 57.300 millones de euros. Y es que las bajas temperaturas de enero propiciaron un aumento de la venta de gas del 63%. Y otro dato positivo: desde enero, E.ON ha reducido la deuda en 4.100 millones de euros. Claro que, para ello, ha salido de España y de Italia para centrarse en Alemania y en países del Este europeo. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com