En El Mundo, la exfiscal general de Venezuela durante casi una década, Luisa Ortega Díaz, ha contado cosas horripilantes de la dictadura comunista que dirige en este momento Nicolás Maduro.

Luisa Marvelia Ortega Díaz (Valle de la Pascua, Venezuela, 1958) ocupó el cargo de fiscal general de Venezuela durante nueve años, entre enero de 2008 y agosto de 2017, tanto bajo la presidencia de Hugo Chávez como la de Nicolás Maduro. Este último la destituyó violentamente y se vio obligada a huir a Colombia en una lancha, un periplo que ella misma recuerda como «propio de una película».

El actual Ejecutivo venezolano la acusó de «actos inmorales», los militares ocuparon las instalaciones del Ministerio Público y se puso en marcha una campaña de acoso institucional contra ella y su familia, añade El Mundo.

Ortega denunció públicamente que su relevo representaba «un paso más para el establecimiento de una dictadura», consiguió que las autoridades colombianas la reconocieran como refugiada y ha dedicado los últimos años a poner en manos de la Corte Penal Internacional (CPI) pruebas documentales de la «violación sistemática de los derechos humanos».

Ortega denunció públicamente que su relevo representaba «un paso más para el establecimiento de una dictadura»

Tras una nueva ofensiva contra ella -«asaltaron y saquearon dos veces mi casa y los militares tomaron la Fiscalía. Maduro desmanteló el orden institucional y pisoteó la Constitución»-, Ortega decidió trasladarse a España y reside en estos momentos en Madrid, donde en octubre solicitó el asilo como represaliada política. Lo hizo poniéndose a la cola en las Administraciones correspondientes, asesorada por el letrado Ismael Oliver, que dirige su estrategia jurídica, y se encuentra ahora mismo esperando una respuesta, explica El Mundo.

Sus aportaciones han desembocado en la apertura de una investigación por crímenes de lesa humanidad, la primera de la CPI contra un país de Iberoamérica.

El primer gran paso para que este organismo iniciara la investigación que se encuentra en estos momentos en marcha lo dio el 16 de noviembre de 2017. Aquel día interpuso una denuncia ante la Corte Penal Internacional «que estaba acompañada de mas de 1.900 elementos probatorios sobre la violación a los derechos humanos en Venezuela, entre ellas las ejecuciones extrajudiciales de más de 8.000 venezolanos por parte de Organismos de Seguridad del Estado desde 2015 hasta 2017, en su mayoría gente humilde», recoge El Mundo.

Sus aportaciones han desembocado en la apertura de una investigación por crímenes de lesa humanidad, la primera de la CPI contra un país de Iberoamérica

Fue «una limpieza social, como la denominó Maduro en una ocasión, una política pública para el exterminio de personas que habitaban en las zonas más deprimidas de las principales ciudades». Pero también ha denunciado «los asesinatos de 131 personas cometidos por los Cuerpos de Seguridad del Estado bajo las ordenes de Nicolás Maduro» durante las manifestaciones de abril a junio de 2017. «El ciudadano que participaba en una protesta pasaba a ser un enemigo, un objetivo militar», continúa.

Ortega llega a calificar al Régimen de Maduro como «terrorismo de Estado». «En mi país se militarizó la seguridad ciudadana y se autorizó el uso de armas de fuego para reprimir las manifestaciones, lo que trajo como consecuencia el asesinato de cientos de personas. Sembraron miedo en la población con ejecuciones, torturas, persecuciones, detenciones arbitrarias, juicios militares a civiles, allanamientos ilegales, desapariciones forzadas y violaciones, entre otros actos inhumanos”. «Maduro ha sembrado el terror con terrorismo de Estado: mediante torturas, asesinatos, detenciones arbitrarias y desapariciones», añade.

Ortega responde, en referencia a la resistencia del Gobierno de Pedro Sánchez a considerar Venezuela una dictadura, que en su país «se ha consolidado una autocracia desde que se decidió romper el orden constitucional». «Es un país donde constantemente se violan los derechos fundamentales de la gente ¿Cómo puede calificarse a un régimen que hace esas cosas? De algo estoy segura: una democracia no es. Un régimen de libertades, tampoco. Es un estado criminal, término que acuñó tan acertadamente Hannah Arendt», añade en El Mundo.