El alemán Gerhard Schröeder (78 años) ha pasado de ser el prototipo socialista europeísta a un ‘apestado’ en el viejo continente y en su país. El motivo no es otro que sus vínculos con Rusia, su amistad con Vladimir Putin (69 años, cumplirá 70 el próximo octubre) y que se haya negado a condenar de forma explícita la invasión rusa de Ucrania y el conflicto en dicho país.

El socialdemócrata alemán es actualmente presidente de la petrolera rusa Rosneft y también del gasoducto submarino Nord Stream 2, un proyecto de la gasista rusa Gazprom. Este gasoducto se inició en 2011 e iba a transportar el doble de gas que se enviaba a Alemania atravesando el mar Báltico a través de Nord Stream 1, sin pasar por Bielorrusia o Ucrania como otros gasoductos (Yamal en el primer país; y Soyuz y Brotherhood en el segundo), pero la Comisión Europea suspendió sine die su aprobación semanas antes de que empezará la invasión rusa de Ucrania. Además, Schröeder ha sido nominado para entrar en el consejo de administración de la gasista rusa Gazprom.

Schröeder es presidente de la petrolera rusa Rosneft y también del gasoducto submarino Nord Stream 2, cuya autorización fue suspendia por la Comisión Europea antes de la invasión rusa de Ucrania. Además, ha sido nominado para entrar en el consejo de administración de la gasista rusa Gazprom

El que fuera canciller de Alemania entre 1998 y 2005 ahora está lejos de ser el referente de antaño, cuando se le consideraba el sucesor del socialdemócrata alemán Herbert Ernst Karl Frahm (más conocido como Willy Brandt, alias que asumió en la persecución nazi), y también está afrontando distintas ‘sanciones’ por sus vínculos con Rusia, los cuales mantiene a pesar de la guerra de Ucrania. A principios de marzo, hasta cuatro miembros de su equipo dimitieron para desmarcarse de la actitud del socialdemócrata. A finales de abril, su partido, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) le pidió que abandonara sus filas por sus vínculos rusos, su amistad con Putin y su negativa a dejar los actuales cargos que ocupa. “Schröder actúa desde hace varios años sólo como un hombre de negocios. Tenemos que dejar de verlo como estadista y excanciller. Gana dinero gracias a su trabajo para empresas estatales de Rusia. Su defensa de Vladimir Putin a las acusaciones de crímenes de guerra es absurda”, señaló la copresidenta del SPD, Saskia Eske.

Pero la cosa no acaba ahí: Alemania, concretamente la comisión presupuestaria del Bundestag, ha empezado a quitarle algunos privilegios: en concreto, la dotación de personal y la oficina que tiene en el parlamento germano, aunque, por ahora, le mantiene la pensión y la protección personal. Y ahora es la Eurocámara la que ha pedido que se incluya a Schröeder en la lista negra de sancionados de la UE, por seguir a sueldo de empresas rusas.