La última Diada, de anteayer, sábado 11, ha resultado muy divertida. Desde que la antigua CIU es más independentista que la radical ERC, ya no tengo claro quiénes son los nuestros y quiénes son los otros.

El problema es que el separatismo se ha convertido en una religión, a medida que el cristianismo se desmoronaba… aun más en Cataluña que en el resto de España. Y esto me lleva a contar lo que está ocurriendo es la Abadía de Montserrat, sede de la patrona de Cataluña, regida por los benedictinos, que no deja de ser la misma orden religiosa (madre de todas las demás) que se encarga del Valle de los Caídos. Y palabra que no lo escribo por molestar.

En Moncloa, Sánchez está convencido de que tiene éxito en Cataluña enfrentando a los dos independentismos catalanes: puede, pero es injusto

Porque dado que el segregacionismo catalán se ha convertido en un credo religioso, bueno es recordar que en la Abadía de Montserrat se vive el otro proceso separatista. La jubilación del indepe Josep María Soler, al cumplir 75 años, ha generado una oficialmente inexistente pugna electoral entre el sacerdote Ignasi Fossas -prior de la comunidad de 60 frailes- frente al indepe Manel Gasch, mayordomo o ecónomo, como prefieran, de la Abadía. Sí, en principio mejor que gane el primero, más preparado intelectualmente -su estado de alarma no lo juzgamos- y menos apasionado del separatismo, pero lo importante, como en la Diada, no es eso: lo importante es que el nuevo abad se preocupe de la santificación de sus frailes y de conseguir que Montserrat vuelva a ser el centro espiritual de Cataluña. Vamos, que no tengamos que recordar el sarcasmo británico acerca de la Iglesia de Inglaterra: hay que lograr un equilibrio entre los obispos que creen en Dios y los que no creen en Dios, también conocidos como ‘modernistas’. Por aquello del pluralismo, supongo. Es decir terminar con la era del indepe Josep María Soler, experto en alejar a los católicos de Nuestra Señora de Montserrat.

En resumen, urge despolitizar Montserrat.

En Moncloa, Sánchez está convencido de que tiene éxito en Cataluña enfrentando  a los catalanes entre indepes y españolistas: puede, pero es injusto

Volvamos al campo civil de este proceso político-religioso: la diada del sábado 11 ha vuelto a demostrar que los burgueses de la antigua CiU se han vuelto más separatistas que los proletarios de ERC. Eso sí aún han tenido tiempo para atacar la Comisaría de la policía española en Via Laietana, sin que Pedro Sánchez abra la boca, que la mesa negociadora, de igual a igual, se reunirá por vez primera en la semana que comienza..

En Moncloa, Sánchez está convencido de que su estrategia en Cataluña, consistente en enfrentar a los catalanes entre indepes y españolistas, tiene éxito, Puede, pero no deja de resultar muy injusto. Lo cierto, y lo justo, es que Madrid debe apoyar a los catalanes-españoles… simplemente porque es de justicia.

Rajoy no cometió un error decretando el 155: cometió un error no ejerciéndolo, una vez decretado

Por lo demás, el sectarismo indepe necesita una generación para desaparecer.  

Y a actitud del Gobierno de Madrid no debe ser la de dejar que los catalanes se peguen entre ellos sino la de apoyar a los catalanes que se sienten españoles y hacer frente a los indepes.

Rajoy no cometió un error decretando el 155: cometió un error, no ejerciéndolo, una vez decretado. El hombre era bastante cobardón, al igual que Sánchez, que pretende solucionar el problema catalán provocando una guerra civil entre los distintos separatismos. Aunque consiga ganar una batalla nunca ganará la guerra con una táctica tan cobarde como injusta.