En la sala, solo se oía el silencio.
El tiempo, se detuvo un instante,
los hombres contenían el aliento.
Sus almas soñando seguían, sueños.
No se apercibieron, que aquel tiempo
había pasado, como pasan los sueños,
y que en una realidad que pervirtieron,
convirtieron en hechos, aquellos sueños,
que durante un corto tiempo vivieron;
sin darse cuenta que solo eran sueños,
sin darse cuenta del daño que hicieron;
alejando a otras almas de sus sueños,
rompiendo violentamente la historia,
generando disputas y violentos hechos,
en un pueblo, unido más de un milenio.
Y en sus almas quedaron, enquistados
para siempre, lo que solo fueron sueños.
El tiempo pareció una menudencia,
el mazo golpeo con insólita fuerza,
Se oyó una voz: Visto para sentencia.