A Inés Arrimadas

 
¡Ay Inés, do caminas, alma mía!
Que no sabes a quien te arrimas,
y pudiendo haber sido reina,
te has quedado en simple menina.
 
No supiste defender lo ganado,
venciendo a los que combatías,
y reclamar, lo que se te debía
con brío, a la luz del sol, y garbo.
 
Abandonaste sin lucha y sin porfía,
y has rendido bagajes y pertrechos,
a quien te ve con mirada helada, fría,
 
y al no cuidar la luna que tenías,
acabar juguete roto entre desechos.
¡Ay Inés, do caminas, alma mía!