¡Santiago y cierra España!
Clamamos entonces en Clavijo.
Y con su ayuda vencimos al moro,
que nuestra tierra había invadido,
y quitarnos nuestras creencias,
nuestra fe, lo que era pretendido.
 
Desde entonces nos hicimos grandes,
y esas creencias, esa fe, extendimos
por un nuevo mundo que descubrimos.
Y a otras gentes nuestra lengua, nuestro ser,
respetando el suyo, transmitimos.
 
¡Santiago y cierra España!
Hemos de volver a clamar ahora,
Y nos defiendas, de nosotros mismos,
de aquellos que quieren destruirnos.
Que en ti no creen, ni te respetan:
los Sánchez, los Puigdemont, los Iglesias;
que sólo mirando están su ombligo.
 
Que por España no sufren, ni penan,
que defender la familia, la vida,
y las cristianas creencias desprecian,
diciendo: son de la derecha extrema.
Y todo ello llenos de vanidad, de apariencia.
Y en esta batalla incruenta, volvemos a clamar:
¡Santiago y cierra España, ante esta caterva!