¡Hacia dónde vas, a do caminas, Camelot!
fuiste la admiración del mundo entero,
maravilla al fundar el redondo tablero,
perdonando a quienes destrozarte quisieron.
Y elevarlos al alto honor de caballeros,
siendo nuestro rey Primus inter pares,
cediendo el poder en tres partes:
legislando unos, otros ejecutando,
y los terceros juzgando; siendo todos iguales,
con los poderes separados, no en sola mano.
 
¡Hacia dónde vas, a do caminas, Camelot!
A las comarcas del reino, sujetas a la Magna Carta,
generosamente cedió a Barones, su gobierno.
fiado el rey, en su lealtad, con la unidad del reino,
y satisfacer sus ansias de servir, en su nombre, al pueblo.
Pobre rey Arturo, que hiciste caballero a Mordred,
y no te diste cuenta que tu reino ambicionaría,
y junto con la vice-Morgana, cerco a tu corona pondría,
con manifiesta deslealtad, continuos ninguneos,
queriendo ponerse a tu altura, desde el primer día.
 
¡Hacia dónde vas, a do caminas, Camelot!
¿Quién defenderá a Arturo, con la adecuada espada,
forjada por el aliento de dragón-transición,
para defenderle de los Mordred y vice-Morganas?
¿Dónde está Merlín, dónde Lacelot, Tristán, o Percival?
Tendrá que ser Arturo quien la empuñe,
para defender su vida, su reino: Camelot.
Respaldado por los fieles caballeros al Pendragón,
hacerlo puede y debe, en su proclamación, lo juró.
Y sacará la espada de la piedra: La Constitución.