Ahora, nos anuncia pomposo y engolado,
en el recinto democrático y sagrado,
que día tras día pervierte con descaro,
y después de haberlo casi vaciado,
que declarara, el oficial luto nacional;
cuando al pueblo, en sus casas confinado,
lo deje salir, como a un rebaño, del redil.
Más al no tener plan para ese momento,
largo nos lo fía, el descarado ateo,
que ni una lágrima ha derramado,
ni demostrado, el más mínimo sentimiento,
y, o le hacemos ahora, del cargo dimitir:
O llevaras luto por mí, habremos de decir.