Ya no quedan muchos de ellos,
y aquella su nostalgia de otros tiempos,
aquellos tiempos, que ellos vivieron,
la muerte, se la llevó con ellos.
Tiempos alegres, felices y buenos,
a los que todo ser tiene derecho.
 
Donde pasear por las calles,
de su ciudad, o de su pueblo,
no suponía: peligro de violación,
de muerte a tiros, de degüello,
o por unas bombas asesinas,
que a las calles, los trenes, volvieron.
 
¿Por qué la nostalgia de lo vivido:
el amor a una milenaria nación,
el trabajar, el cariño, la unión,
que transmitieron fielmente a sus hijos,
que también aquellos tiempos vivieron,
deben ser sentimientos perseguidos?
 
Nostalgia de otros tiempos vividos,
que a la historia hace tiempo pasaron,
que en libros y corazones quedaron,
y que no podrán ser omitidos,
por aquellos que no los vivieron,
por no haber todavía nacido.