El tal Sánchez tiene un gobierno,
que es un estupendo matriarcado,
en el que él se siente como el Gallo,
de un segundo pollo acompañado,
con moño, que le disputa de cuando
en cuando, el manejo del corral.
 
Más, él sabe que no es el dueño de la finca,
donde hay otros corrales, otros gallos y gallinas,
que funcionan con su propia autonomía.
Y trata día a día, con empeño en aparentar,
que manda en los corrales de la quinta,
dedicándose con esmero a ningunear.
 
Al primero, al dueño que reina en el lugar,
que como es muy educado, no le replica,
pues: “no hay mayor desprecio, que aprecio no mostrar”
Y le ha salido una gallina, que gobierna bien su corral,
y le deja al aire sus vergüenzas, en eso de gobernar,
y cree que la ningunea, visitando solo un hospital.
 
El hospital visitado, llamado de La Paz,
lo mandó construir, aquél que desenterró.
Y para terminar la faena del ninguneo sin igual,
no asiste a la inauguración del nuevo hospital,
que en los madriles promocionó su construcción,
la gallina contestona con gran acierto, y gestión.
 
Y con tanto ninguneo, pierde Sánchez la cabeza
y, sin darse cuenta, rebaja a su matriarcal gobierno,
reduciéndolo a simple comisión interministerial;
ninguneándose así mismo, de manera magistral.