Una cueva excavada en la roca,
un pobre pesebre de paja lleno;
es el humilde y amplio establo,
de un país antiguo y lejano,
donde vivía un pueblo esperanzado,
en la redención del género humano.
 
Y en ese pesebre de paja lleno,
cuando se cumplen más de dos mil años,
un niño, por una virgen a luz dado,
con cariño de madre, fue colocado.
y los animales de aquel establo,
con su aliento, su cuerpo calentaron.
 
Y así descendió el Verbo encarnado;
para redimir con su dolor y amor,
el desamor del género humano.
Y año tras año ese nacer, y renacer
es lo que con alegría celebramos:
la Natividad de un Dios, humanitario.