¡Pasen y vean! ¡Vean y pasen!
va a dar comienzo la función.
Es el nuevo circo de estos tiempos,
donde no hay ni se verán animales,
pero sí, domadores, animadoras,
contorsionistas, escapistas,
mimos, malabaristas, tragasables…
Todos dispuestos a entretenernos,
en una inacabable función,
para la cual, los elegimos con fruición.
 
Allí están los contorsionistas,
que dispuestos están a retorcer:
reglamentos, leyes y la Constitución;
para conseguir retener el poder.
Y ufanos se llaman progresistas,
siendo solo, un remedo de franquistas.
 
Y qué decir de aquellos, los escapistas,
que declaran vanos, una República,
y al segundo, se escapan cobardícas,
diciendo que fue solo una ilusión.
Ahora, cuando ya están en prisión,
y en un alarde de acrobacia electoral,
son electos y nombrados diputados,
vuelven a prometer por la República,
y con su ilusión, volverán a la prisión.
 
Y al otro lado, se ven a los mimos,
que ayer eran furibundos populistas,
y hoy conversos constitucionalistas;
como demostró en debate inolvidable,
el más excelso y principal de los mismos,
defensor mano en alto de la Constitución,
demostrando su perfidia y mentira,
al abrazar, en este circo con gran efusión,
al más entrañable de los escapistas,
el que quiere cargarse a España, como nación.
 
Y qué decir de los tragasables
y equilibristas, de vocación,
que comen de un lado y del otro,
y dicen que son centristas, por devoción;
y hora se alían con progresistas,
y mañana a los que hacen traición.
 
Detrás de los prepotentes progresistas,
se han instalado, los nuevos protagonistas,
definidos en principio “toca pelotas”,
creando desde el inicio, expectación.
¿Cuál será en éste circo, su papel, su rol?
¿Cuál será en la pista, su actuación?
Los han echado de la Mesa de decisión,
y a la “cantina”, mandarlos quieren,
los  muy progresistas prepotentes.
 
Y sentados, tristes y cariacontecidos,
los malabaristas, contemplan la función,
los que dos veces sacaron de la ruina
a la ya partida y dividida nación;
al no defender con ardor y valentía,
los principios de su fundación.
Sin caer en la cuenta, que a este pueblo
para gobernarlo bien, hay que tener:
paso corto, vista larga, y en su bolsillo,
la mano con precaución meter.
 
¡Pasen y vean! ¡Vean y pasen!
Va a comenzar la función,
de este modernísimo circo.
¡Pasen y vean! ¡Vean y pasen!
cómo en el pomposo Hemiciclo,
en una interminable función,
unas seudopolíticas y pseudopolíticos,
que elegimos con gran fruición,
destrozan, si Dios no lo remedia,
a nuestra gran y milenaria nación.