¿Quién sabe cuál es el devenir de la historia?
¿Cómo se puede asegurar el futuro?
Solo hablar del pasado, pueden los pueblos,
y asentar en sus hechos, cual fundamentos,
lo que debe ser su futuro, y su historia.
Y de los hombres dependen los pueblos, los hechos,
que ejecutan con mayor, o menor acierto,
y con ellos, la historia fueron y van tejiendo;
en presente y pasado, el futuro, convirtiendo.
 
Y cuando el pasado y sus hechos se desprecia,
y cuando el compromiso no se tiene en cuenta,
y el conocimiento donde el progreso se asienta:
es todo sustituido por un egoísmo
desaforado, individual, relativo;
la sociedad se degrada, se deprecia.
La mentira, por sus respetos campa y vuela,
el libertinaje, la libertad de expresión tutela.
Y los gobernantes, que a esa sociedad gobiernan
y representan, acaban siendo como ella:
sólo pura gaseosa, sólo etérea apariencia.