Ucrania eleva a más de 140 el número de niños muertos desde el inicio de la invasión rusa
El 29 de septiembre de 1979, Juan Pablo II impartía esta homilía en Drogheda (Irlanda). En ella es donde desarrolla la idea que servidor se ha permitido completar así: no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón... y el perdón de nada sirve sin el arrepentimiento.
Conste que Pablo VI ya había recordado a los pacifistas que la causa de la violencia es la injusticia y el papa polaco decidió desarrollar más aquella idea en Drogheda, en una tierra irlandesa que sabe de violencias de todo tipo pero sobre todo de violencia terrorista.
Decía Wojtyla: "La verdadera paz debe fundarse en la justicia, en el sentido de la dignidad inviolable del hombre, el reconocimiento de una igualdad indeleble y deseable entre los hombres, en el respeto y amor debido a cada hombre, porque es hombre. Todo ser humano tiene derechos inalienables que deben ser respetados. La paz está amenazada siempre que uno de estos derechos es violado. La ley moral, guardiana de los derechos del hombre no puede ser dejada de lado por ninguna persona, ningún grupo, ni por el mismo Estado, por ningún motivo, ni siquiera por la seguridad o el interés de la ley o del orden público. La ley de Dios está muy por encima de todas las razones de Estado".
Y para que quedara más claro, San Juan Pablo II remachaba: "Mientras existan injusticias no habrá verdadera paz. La paz no puede ser establecida por la violencia, la paz no puede florecer nunca en un clima de terror, de intimidación o de muerte. Esta es la palabra de Dios, la que ordena los hombres de esta generación violenta desistir del odio y la violencia y arrepentirse".
¿Qué ahora mismo lo más urgente es ayudar a los ucranianos? Por supuesto que es lo más urgente y es lo que hay que hacer... pero no es lo más importante ni constituye la razón de fondo
Resumiendo: no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón... y el perdón de la víctima de poco sirve sin el arrepentimiento del agresor.
Todo ello nos lleva a esto: si la ley moral, la ley de Dios, está por encima de las razones de Estado, la paz no es el objetivo principal. El objetivo primero y último es la justicia... que no será factible sin el arrepentimiento del hombre. El pacifismo es una verdadera milonga porque confunde las causas con las consecuencias. No hay paz sin justicia.
Aplicado a Ucrania: sí, Putin es el primer culpable de lo que ocurre en Ucrania pero no el principal. Es la causa próxima pero no la causa última. La causa última es la decadencia de un Occidente, en concreto de una Europa que, además de ser incapaz de arriesgar, no ya su vida, sino tan siquiera su comodidad, por ningún principio, ha entrado en un proceso de degeneración continuada, sobre todo por mor de la ideología de género... contra la que se rebela una Rusia de pasado bestial y alma atormentada, sí, que no quiere se absorbida por la liviandad europea y norteamericana, esa liviandad que preludia la tiranía de género y la sinrazón de la existencia.
Lo malo es que Putin lo ha pagado con el vecino ucraniano a sangre y fuego. Y recuerdo que la paz con el agresor puede resultar una derrota. Ahora bien, esta tragedia no hubiera ocurrido sin la degeneración occidental.
Una Rusia de pasado bestial y alma atormentada, se niega a ser absorbida por la liviandad europea y norteamericana, que preludia la tiranía de género y la sinrazón de la existencia
¿Qué ahora mismo lo más urgente es ayudar a los ucranianos? Por supuesto que es lo más urgente y es lo que hay que hacer... pero no es lo más importante ni es constituye la razón de fondo.
Al final... no hay paz sin justicia no hay justicia sin perdón y el perdón no cierra el círculo sin arrepentimiento. La civilización cristiana comenzó a degenerar con aquel orgulloso y venenoso grito de "yo no me arrepiento de nada". El arrepentimiento es la base del progreso del hombre y de las sociedades.