El chantajeado, chantajista
En celebre momento, le dijo una madre
a un conspicuo socialista, que la sangre
se nos helaría, en no muy lejana ocasión,
por las cosas que harían a nuestra nación.
Y ese día ha llegado, con tristeza y desamparo,
al ser elevado al gobierno, un personaje de cuento,
incompetente, vanidoso, y trasnochado,
que el chantaje admite, de los que lo elevaron.
Y para reparar su amor propio herido,
se convierte en chantajista del pueblo.
Y a quienes no le bailan su maltrecho ego,
les quita los dineros, por él debidos.
Y con poca vergüenza, y cara de cemento,
se atreve a llamar sucios chantajistas,
a quienes le tienden en gesto sincero,
el trato y la mano, que lo libre de los “istas”
Y al Dios que existe en el cielo, rogamos,
que ponga paz y orden en este gallinero,
y nos libre cuanto antes, de éste gobierno.
¡Si solo ha sido un mes! ¡Que será un año entero!