Este domingo ha coincidido la festividad de San Esteban, 26 de diciembre, el primer mártir de la Iglesia, con la festividad de la Sagrada Familia, y el martes 28 contamos con la festividad de los Santos Inocentes.

Hasta ahí todo en orden. Pero conviene recordar un par de cosas: la familia es una célula de resistencia a la opresión. La verdad es que mucha gente lo sabe sin saberlo. Por ejemplo, cuando la familia es lo que más valoran la generación ya anciana y los jóvenes. Pero no hace falta vivirlo, basta con pensarlo: en la familia es el único sitio donde se te valora por lo que eres, por ti mismo. En cuanto sales a la calle la única ley es aquella del “tanto aportas, tanto vales”.

Entonces, ¿por qué la familia es la causa de tantas tragedias humanas? Pues porque la corrupción de lo mejor es lo peor. Las rupturas matrimoniales tienen mucho que ver con la actual sociedad desesperada.

Pero la coincidencia del calendario litúrgico nos habla también de martirio. Esteban fue el primer mártir, con permiso, de los santos inocentes, que murieron antes. En tiempo de confusión, toda aclaración resulta pertinente. Y si la familia no es una cosa ñoña sino algo violento, el mártir no es aquel que ama por Cristo sino aquel que muere por él.

No sé por qué pero ambas aclaraciones me parecen necesarias y pertinentes. Recuérdenlo siempre: los orcos no tenían familia y, además, morían muy a pesar suyo: lo único que querían era matar.