Madrid tiene ya más perros que niños. Esta es una gran noticia para las cuentas públicas porque los chuchos y las mascotas no cobran pensión y los ancianos, que cada vez hay más, sí. Las cuentas públicas lo tienen bastante claro, Y esto es hermoso.

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El animalismo se basa en un sólo mandamiento: el animal irracional es igual al animal racional, llamado hombre.

Para ser exactos, es superior porque es más bueno, menos cruel, que el humano.

Y no, no se puede equiparar la bendición de los perros con la bendición de las parejas homosexuales. Entre otras cosas, porque entre los animales no existen ni las parejas ni la homosexualidad

Celebramos la festividad de San Antón en la cumbre del Animalismo. De hecho, en Madrid ya tenemos más perros que niños, entre otras cosas porque es más costoso tener un niño que tener un perro. También porque el perro puede dañarnos pero no ofendernos, mientras el hombre sí que puede hacerlo.

De lo que más me preocupa sobre los Animalistas es que tienden a presentar al irracional como una víctima del racional y no es así porque no puede ser así. El perro no puede sufrir porque no puede pensar, no puede razonar. Y así, hay que recordar que el verdadero dolor del hombre es que es consciente de su dolor, precisamente por eso porque tiene consciencia y conciencia, porque es racional. El animal ciertamente sufre pero no sabe que sufre. Por lo tanto, no experimenta la humillación que sufre el hombre y que constituye la parte más dura del dolor humano. No, me temo que no hay comparación posible.

Otra coincidencia: la bendición decretada por el cardenal 'Tucho' Fernández para las parejas gays. Y no, no se puede equiparar la bendición de los perros con la bendición de las parejas homosexuales. Primero porque no se puede comparar a seres humanos dignos de todo respeto, con los animales, y segundo porque, entre los animales no existen, ni las parejas, ni la homosexualidad.

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