Por supuesto que hacen bien los ecologistas en demandar a la naviera cuyo barco perdió dos contenedores con 'pellets' de plástico, que paguen por el daño provocado y por los costes de la limpieza de agua y de playas.

Ahora bien, no nos volvamos locos: hablamos de dos contenedores con 'pellets' de plasticurri cuyas bolitas están haciendo un crucero de placer por el Cantábrico. Pues bien, intentemos limpiarlo hasta donde sea posible y dejemos luego que la propia naturaleza, a la que nunca conseguiremos domeñar, siga su curso. El mejor reciclaje no es el humano, sino el que la naturaleza hace de continuo consigo misma: de la ruina extrae nuevos vergeles. Es muy sabia la naturaleza. Con decirles que ha sido creada por Cristo.

No es un asunto agradable pero, ¿en serio que hay que montar todo este escándalo? No me preocupa tanto la politización del vertido como la histeria social provocada por el accidente-incidente. Me preocupa más porque el futuro de un país no depende de su Gobierno, a pesar de que don Pedro Sánchez discrepe de esta afirmación. 

El futuro de un país depende de la evolución anímica de todos y cada uno de sus ciudadanos. Y el estado de histeria no ayuda mucho a un sano desarrollo de la sociedad española.

Me preocupa la España cainita pero aún más la España histérica.