- Las imágenes son siempre las mismas: niños que sufren bajo los bombardeos rusos y sirios.
- Eso sí, son los mismos niños a los que los fanáticos defensores de Alepo no les permiten abandonar la ciudad.
- Y es que el desastroso Obama se ha empeñado, no en la paz, sino en derribar a Bashar Al-Asad.
- Se trata de aprovechar la globalización para perpetrar manipulaciones globales.
- Para distinguir entre buenos y malos en el Creciente Fértil, el criterio es sencillo: ¿quién respeta la libertad religiosa?
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Pues resulta que la malvada Siria sí lo respeta, mientras que los aliados de Occidente, por ejemplo, Arabia Saudí, no.
Las televisiones repiten las mismas imágenes: la de los niños sufriendo por los bombardeos rusos y sirios. Ni una palabra sobre los terroristas de
Al Nusra o sobre la más o menos fantasmagórica oposición a
Bashar Al Asad… que no deja salir a los civiles.
Y lo mismo el
Estado Islámico, ahora que Estados Unidos ha decidido lanzar -en tierra son kurdos, iraquíes e iraníes los que pelean-
la ofensiva contra Mosul, el Daesh, al igual que
Al Qaeda en Alepo, no permite salir a las mujeres y los niños, porque les utilizan como
escudos humanos y como propaganda. La guerra es, sobre todo, propaganda. Y hay que reconocer que, en este punto,
Barack Obama es un maestro. Y
John Kerry (
en la imagen), el más nefasto secretario de Estado, ejecuta el baile que remarca la orquesta. En el resto es un desastre, pero en este punto es todo un experto, como avezado miembro del
Nuevo Orden Mundial. Se trata de aprovechar la globalización para perpetrar manipulaciones globales.
Y los medios españoles pues le secundan.
Para distinguir entre buenos y malos en el
Creciente Fértil, el criterio es sencillo: ¿quién respeta la
libertad religiosa?
Pues resulta que la malvada Siria sí lo respeta, mientras que los aliados de Occidente, por ejemplo, Arabia Saudí, no.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com