San José, esposo de la Virgen padre adoptivo de Jesús (me callo lo de putativo y así me evito engorrosas explicaciones. Recuerden, estamos bajo mínimos).

Es el santo más alabado por los santos. Lo cual tiene su aquel. La verdad es que es el número dos de la humanidad, después de su esposa Santa María.

Se le encargó la tarea más relevante y más discreta de la historia

Como si se tratara de certificar la necedad feminista, la criatura más excelsa creada por Dios es una mujer y, la segunda, un hombre que respetó la Virginidad de su esposa y a quien se encargó la tarea más relevante y más discreta a la que probablemente haya accedido un varón en toda la historia humana.

Naturalmente, el PSOE -pero podía haber sido el PP, que conste- se empeñó en retirarle del santoral y acabó por calificar la festividad de San José -el nombre más español de todos- como día laborable. Un signo más de cómo España reniega de sus orígenes y al hacerlo se queda como está: apolillada

Eulogio López

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