• Según la concejal podemita, hay países donde no se castiga a los delincuentes si son mujeres.
  • Y tampoco tiene que dimitir de sus cargos si consideran que la sentencia es injusta.
  • Sólo existe la violencia física. La injuria, la calumnia, la ofensa, la vejación, el insulto, el amedrentamiento, el matonismo... todo eso es pacifismo puro.
La Señà Rita Maestre (en la imagen), concejal podemita (con decirles que fue la mejor alumna de Pablo Iglesias. ¡Ozú, lo que enseñaría este tío!) fue condenada por un delito contra los derechos fundamentales, en concreto, contra la libertad religiosa. Naturalmente no dimite porque la sentencia es injusta y entonces no tiene que dimitir. Los demás sí sin necesidad de sentencia, en cuanto han sido imputados, ahora investigados, pero ella no. Y lo explica muy bien. Dice que se trata de una condena propia de "países donde se castiga como delincuente a la mujer". Fíjense qué países más raros: cometes un delito y, a pesar de ser mujer, te condenan. No, si ahora va a resultar que hasta las mujeres cometen delitos. Puro machismo, se lo digo yo. También insiste la Señá Ria que enseñar las domingas en un templo presidido por el Santísimo Sacramento "era coherente con la protesta". En efecto, se trataba de profanar la Eucaristía y fastidiar a Cristo y a los cristianos. Muy coherente. Eso sí, al principio negó que se hubiera desnudado. Claro que luego, al salir el vídeo fracasó, no el embuste, sino la táctica procesal. Y esto es bello e instructivo, porque estamos acostumbrados a pensar que los malos son listos. Este es, precisamente, el problema de Rita Maestre. También ha dicho la Señà Rita, verbo florido, que la "juez ofende a muchas personas que ven cómo se castiga una protesta pacífica". De hecho, el pacifismo se dejó ver cuando las guarritas (y los guarritos, no seamos machistas) entraron por la fuerza en la capilla universitaria, al fino grito de "arderéis como en el 36". Divertir instruyendo es nuestro lema: una de las grandes hipocresías modernas (tenemos tantas) consiste en defender que sólo existe la violencia física. Verbigracia: imaginemos a un fulano que se pone junto a la jeta de otro y empieza a mentarle a la madre y a todo su parentesco. Una y otra vez. ¿Está cometiendo violencia? Naturalmente que no: sólo es libertad de expresión. O, en tal caso, injuria, pero no violencia. Eso de que la lengua y la pluma son más letales que la espada es un clásico. Por tanto, si lo decían los clásicos, la Señà Rita considera que los clásicos son unos carrozas de lo más casposo. Y el problema no es la pobre Señá Rita, aunque sea la mejor alumna del insigne Profesor 'PNN', un pelín pedante, llamado Pablito Iglesias. El problema es que la batalla del siglo XXI es la batalla eucarística y que, una de dos: o adoramos a Dios o adoraremos a la Bestia. Que es lo que ha ocurrido durante toda la historia de la humanidad sólo que ahora todo el mundo deberá elegir, sin más dilación. Eulogio López eulogio@hispanidad.com