- Entre los refugiados se están colando fanáticos musulmanes.
- Cristianos pocos, porque no existen fanáticos cristianos y porque los cristianos sirios apoyan a Bashar Al-Asad.
- Para los musulmanes, la guerra es una cuestión de familia.
- El nuevo tópico de la progresía europea. Alemania buena, Hungría mala.
- La demagogia progre de Tele 5: para sufrir con los migrantes la reportera inhala los gases lacrimógenos de la pérfida policía húngara.
A la progresía le encantan los mensajes simples, las consignas. Ahora ya tiene la suya con el drama de los refugiados sirios: Alemania buena, Hungría mala.
Merkel solidaria, Orbán asesino y muy malote.
Y como todo lugar común algo tiene de cierto.
Viktor Orbán, primer ministro húngaro, me gusta por muchas cosas, entre otras, porque por su condición explícita de cristiano y provida toda la masonería de la UE se ha lanzado contra él para masacrarle. Pero no me gusta que ponga alambradas. A los refugiados hay que acogerles, controlar que no entren fanáticos musulmanes -sean o no yihadistas- y exigirles que respeten la conciencia europea, que es conciencia cristiana aunque algunos no se hayan enterado.
Sí,
fanáticos musulmanes, porque no existen los fanáticos cristianos, sólo mártires cristianos. Y, por cierto, la inmensa mayoría de los que están llegando sin musulmanes fanáticos -o no- no cristianos. La mayoría de los cristianos están con
Bashar Al-Asad, que les permitía practicar su religión.
Las dos cosas: acoger y controlar… exigir respeto al país de acogida.
Para que no pase lo del 'No Cross'.
Pero el tópico es el tópico. Ejemplo: informativo de Tele 5, miércoles 16, segunda edición, conducido por
Pedro Piqueras. Conexión con la intrépida reportera 'conminada' en la frontera entre Serbia y Hungría. No es una crónica periodística, es un mitin y una tragedia en primera persona, tanto es así que se empeña (en una grabación, que no en un directo) en respirar
los venenosos gases lacrimógenos que lanzan las tropas de Orbán. Pues con haber grabado más tarde, cuando se hubiera ido el humo, solucionado, digo yo.
Nuestra ecuánime enviada especial nos habla de una masacre que evoca los campos nazis y la guerra en Siria, provocada por el pérfido Al-Asad, naturalmente. Nazis uniformados húngaros cargando contra una multitud indefensa.
Sólo que sus propias imágenes la desmentían. Se veía a unos energúmenos derribando una batalla (había dos)
y lanzar piedras contra la policía. Ahora bien, si estás rompiendo una valla y lanzando pedradas a los policías situados justo en la otra valla, a tres metros, lo más probable es que los policías acaben por empezar a repartir.
Pero todo esto se puede comprender -salvo la hipocresía de Tele 5- por la desesperación de esta gente. Ahora bien,
¿qué pintan tus esposas y tus niños detrás de ti, mientras arrojas piedras a una fuerza armada? Cuando menos, sitúales al otro lado del recinto, a buen resguardo y arriésgate tú, no arriesgues a tu esposa ni a tus hijos. Y todo ello con el colofón final de un
Piqueras que torcía el gesto asombrado de hasta dónde puede llegar la barbarie húngara.
Como colofón se emiten los aplausos de los refugiados cuando llega la policía serbia (recuerden que estamos en Serbia), un país ofendidísimo con Hungría porque claro, si Budapest corta el paso en sus fronteras, resulta que el problema de los refugiados, a los que tanto aman, se vuelve suyo. Algo así como
Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, que ni pone un euro para ayudar y exige al Gobierno que lo haga, pero, eso sí, cuelga una enorme pancarta de bienvenidos. ¡Qué solidaria es Manuela!
Hasta ahora los serbios eran felices: los desarrapados pasaban por su país sin romperlo ni mancharlo, en poco más de un día y se libraban de ellos: ahora, al no pasar a Hungría, se tendrán que volver solidarios.
Los israelíes dicen que para los musulmanes
la guerra es una cuestión de familia. En efecto, produce una cierta irritación verles utilizar a sus hijos como parapetos o como propaganda de la crueldad del adversario.
Al final el locutor Piqueras hacía gestos: "Señor, señor, cuánta injusticia!
Insisto:
acoger a los refugiados con algo más que una pancarta, como doña Manuela Carmena, con el bolsillo y con el corazón. Pero no seamos idiotas. Hay que saber a quién metemos en casa y hay que exigirles que respeten al país, o al continente que les acoge. Y este continente, Europa, lo creó el cristianismo.
Pero en
Tele 5 aman a todas las religiones menos la única verdadera, como en el chiste.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com