• Seguimos igual: con mangueras a las inundaciones y con barcazas a los incendios.
  • Y esa es la línea roja que provocará la tragedia del mundo.
  • Por ahora, lo que tenemos es… confusión.
Decíamos anteayer que la gran tribulación puede comenzar con "las ambiguas conclusiones del Sínodo de la Familia"… que se hicieron públicas un viernes 8 de abrirle 2016. Y decíamos ayer lunes que la misericordia con el profanador consiste en evitar que profane al Santísimo Sacramento. El artículo VIII de la exhortación postsinodal da para mucho más. Ejemplo: "Los divorciados en nueva unión, por ejemplo, pueden encontrarse en situaciones muy diferentes, que no han de ser catalogadas o encerradas en afirmaciones demasiado rígidas sin dejar lugar a un adecuado discernimiento personal y pastoral". Eso, ante todo discernimiento, y nada de rigideces. Los hay que cumplen la ley de Dios y los hay que no la cumplen. A esos segundos hay que abrirles los brazos para que cambien, no cambiar la ley de Dios para que se sientan cómodos en sus "irregularidades". Ante todo, señores, mucho discernimiento. Y más Capítulo VIII: "Los límites no tienen que ver solamente con un eventual desconocimiento de la norma. Un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede tener una gran dificultad para comprender los valores inherentes a la norma o puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva culpa".  Muy cierto pero, como todo el mundo sabe, incluso los juristas civiles, los atenuantes no pueden cambiar la norma porque entonces no serían atenuantes: serían norma. Y la obviedad continúa: no hay que juzgar que una persona divorciada y que convive con una segunda está en pecado mortal. Claro, como que no hay que juzgarla en ningún caso. Pero, a la hora de acercarse a la comunión debe ser ella misma la que, en conciencia, decida si sí está en pecado mortal. Y si tiene dudas que pregunte, no sobre su conciencia, sino sobre la doctrina. Porque claro "es mezquino detenerse sólo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley o norma general, porque eso no basta para discernir y asegurar una plena fidelidad a Dios en la existencia concreta de un ser humano". ¿Es mezquino aplicar la doctrina de la Iglesia? En cualquier caso, la exhortación postsinodal vuelve a incurrir en el mismo problema: Correr con mangueras a las inundaciones y con barcazas a los incendios. Justo cuando los ataques a la Eucaristía, al Dios redentor, resultan más continuados, salvajes, premeditados y obsesivos, los padres sinodales, en lugar en encarecer el sacrificio de la Santa Misa, el sacrificio de Jesucristo, no nuestro, califican de mezquino a quien recuerda que la comunión debe tomarse en gracia de Dios, libre de pecado mortal. Y el sacrilegio semi-permitido es la línea roja que provocará la tragedia del mundo. Por ahora, lo que tenemos es… confusión. ¿Barra libre para el sacrilegio? En teoría no, en la práctica me temo que sí. E insisto: ¿esta exhortación es del Papa Francisco? (En la imagen). No, ni aun conociendo su tendencia a integrar a todos, a los de un lado y los de otro, algo digno de elogio. No, me temo que tenemos a una Papa cada día más secuestrado en el Vaticano y en el mundo mediático mundial. Eulogio López eulogio@hispanidad.com