El 90% de las estadísticas son falsas. Esta, también”.

Y luego está aquello de que “ni uno solo de los 9.000 millones de andaluces son exagerados”.

Los dos aforismos vienen al pelo de la campaña lanzada por Moncloa y sus terminales (sobre todo tres: RTVE, El País y la SER), la TV pública hasta ha creado una sección para denunciar ‘fake news’.

Pero lo cierto es que, como ya hemos dicho en Hispanidad, lo que importa es la falsedad de las acusaciones sobre falsas noticias. Eso sí resulta peligroso.

La falsedad de las falsas noticias: en el PSOE hablan de tiempo de noticias falsas: por ejemplo, ésta

Moncloa insiste en que hay muchas noticias falsas. Por ejemplo, todas las que son críticas con Pedro Sánchez.

Pero hay más mentiras sobre la mentira: la presunta batalla contra las ‘fake news’ y por la veracidad en Internet no es otra cosa que la defensa de lo políticamente correcto y de los oligopolios informativos.

De lo políticamente correcto: por ejemplo, asegurar que Vox no es un partido ultra sino un partido cristiano que denuncia el progresismo te convierte en sospechoso de ‘fake news’. Nada de lo que digas podrá evitarlo.

Más: hablar de ideología de género, también. Lo políticamente correcto es asegurar que la ideología de género no existe.

Ejemplo: asegurar que Vox no es un partido ultra es sospechoso de ‘fake news’. Hablar de ideología de género, también

Pero junto a Moncloa y al poder político y económico, también los multimedia informativos, los señores de la prensa, están muy empeñados en acusar a los pequeños medios, también a los blogueros, de crear noticias falsas. No es porque los pequeños publiquen más mentiras que los grandes, todo lo contrario. Lo que ocurre es que los grandes editores saben que en Internet, cualquiera que posea información, puede hacerla viral en cualquier momento, independientemente de su tamaño. Internet es uno de los lugares donde lo pequeño puede vencer a lo grande.

Y eso no pueden permitirlo los grandes. Por eso necesitan calumniar al pequeño, productor interminable de las supuestas ‘fake news’.

Además, recuerden, los pequeños pueden ser menos rigurosos pero suelen ser más sinceros. Lo políticamente correcto se guía por esta máxima: cuanto más lejos del rigor, más cerca de la verdad. Algo parecido a aquello de: cuanto más cerca del peligro, más lejos del daño.