- Significa, entre otras cosas, que a Dios hay que tomarle en serio.
- Para algunos católicos de misa de 12, la iglesia es una ONG.
- Y respecto a 20 años atrás, comulgan la misma cantidad de personas pero confiesan la mitad de la mitad.
Se discute mucho si la práctica católica va a más o a menos. Según las encuestas va a menos y según muchos cristianos serios lo peor no es eso:
lo peor es que los practicantes son muy poco serios en su práctica: desde los que consideran la Iglesia como una ONG filantrópica hasta los que
van a misa pero no creen en la presencia real de Dios en la Eucaristía.
Pero estas discusiones resultan muy profundas para el abajo-firmante. A mí
lo que me llama la atención es lo siguiente: creo que disminuye el número de personas que van a misa los domingos, al menos en España, pero lo que he percibido es que
aumenta el número de fieles que acude a misa todos los días. ¿Significa esto lo que ya anunciaba
Benedicto XVI, en el sentido de que el catolicismo se estaba convirtiendo en una religión minoritaria? No lo decía con gusto, claro, porque de 100 almas interesan 100, pero creo que describía una realidad.
¿
Y todo esto qué supone? Naturalmente no lo sé (no lo comenten pero he descubierto que no lo sé todo, qué desgracia). Sin embargo, sospecho que algo tiene que ver con la necesidad de
tomarse a Cristo en serio. Porque que si uno se toma en serio el sacrificio de la Eucaristía,
lo más importante que cada día sucede en el universo, no desaprovecharía el gran regalo de la Iglesia moderna, que a lo largo del siglo XX se dedicó a permitir, incluso a promocionar, el regalo de la eucaristía diaria.
Vamos, que a lo mejor
tenemos menos católicos de más santidad… sea lo que sea lo que eso signifique.
Es lo mismo que ocurre con las
vocaciones del clero regular: cuanto más 'dura', según el mundo, es la regla, cuanto menos 'democrática', según el mundo, es una congregación… más vocaciones tiene. ¡Qué cosas!
Dicho esto,
el otro factor que llama la atención de la actual práctica eucarística, al menos en España, es que el número de los que comulgan son los mismos que hace diez años
y que hace 20. Sin embargo, el número de los que confiesan me temo es la mitad, o quizás
la mitad de la mitad, que antes.
Entre otras cosas porque, en nuestros templos, confesar se ha convertido en algo realmente difícil. Bueno, en algunos templos.
Claro que a lo mejor es porque los católicos nos hemos vuelto tan, tan santos, que no necesitamos del sacramento de la penitencia. Muy probablemente.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com