Marcando tendencia: aborté a mi hijo porque iba a ser un varón; o sea, un monstruo
Como diría un estadístico (o peor, un sociólogo) la dueña de esta noticia marca tendencia. Es muy sencillo: abortó porque descubrió que el niño que llevaba en sus entrañas era varón y como le había ido tan mal con los hombres decidió desecharlo, es decir, abortar a su hijo, es decir, eliminarlo.
Tuvo que sacrificarlo porque claro, fíjense ustedes si después va el maromo y se convierte en un maltratador. Pues no señora, a éstos, a los pérfidos varones, hay que matarlos de pequeños, a ser posible en el seno materno, que luego crecen y se rebelan.
Tampoco se asombren mucho.No es el primer caso y estoy seguro que ninguna 'miembra' del lobby feminista se avergonzaría de ello. La diputada socialista, Carmen Montón (en la imagen), por ejemplo, aplaudiría. Es más, responderían con un tierno movimiento de solidaridad hacia la abortera que:
1.- Está en su derecho de abortar a su hijo: derechos reproductivos, que le dicen.
2.- Es comprensible que ante el terrorismo machista una mujer se vea obligada a la selección evolutiva -y al parecer forzada- e impedir que nazcan varones, esto es, seres violentos y nauseabundos. Lo mejor: sexo sin concepción y concepción sin sexo. O genofobia, que cunde mucho entre las amazonas feministas. Aunque no nos engañemos: más que odio al sexo es odio a la generación, a la maternidad, otro de los elementos clave del feminismo.
Algo marcha mal cuando la necedad feminista cunde de esta manera, hasta el homicidio de tu propio hijo… por ser varón. Marcando tendencia.
Eulogio López