• La receta consiste en llamar libertad de expresión a la injuria y verdugo a la víctima.
Libertad de expresión según Manuela Carmena: entrar en una capilla y delante del Santísimo enseñar las tetas e insultar al Papa (esto es menos grave que lo otro). Por ello Rita Maestre no debe dimitir sino que está muy orgullosa de su pasado de activista en la lucha por derechos civiles. El mismo Pablo Iglesias, insigne pensador, nos ha dicho que se equivocaron al profanar la capilla universitaria de la Complutense pero, claro, que los luchadores por los muy civiles derechos saben que a veces tiene que traspasar las fronteras del derecho. Que no es derecho, Pablemos, que es justicia, ética, moral, libertad. ¿Comprendes? Manuela dice que no: que la mantienen en el cargo porque lo que hizo la enseñatetas de Rita consistió en libertad de expresión. Y por cierto, los medios dignos, tan dignos como RTVE y El País, hablan de protesta pero omiten cuidadosamente el pequeño detalle del desnudo de las guarritas. Eso no hace intelectual ni en la lucha por de los derechos civiles. A ver Manuela, Pablemos, os lo voy a explicar para lo entendáis: Si yo me cisco en vuestras madre, o esposo, o hijos -cosa que no haré porque no tengo ningún derecho a ello-, no podré hablar de ejercicio de la libertad de expresión sino de injuria, y ofensa hacia vuestras personas. Pero seguramente vosotros ya sabiais eso, ¿verdad que sí? Vosotros, Manuela, Rita, Pablito, lo que queréis es ofender, vejar y herir al adversario. Sencillamente, porque tenéis muy mala leche. Y en cuanto a ti, Manuela, verás, no es que interpretes la profanación de Rita como un acto de libertad de expresión. Lo que pasa es que ya has semicesado a uno y no puedes cesar a la otra, prescindir de todo tu equipo -todos unos impresentables de mucho cuidado-. Así que tragarás todo lo que haya que tragar con tal de mantenerte en el cargo. Además, Pablemos no te dejaría que cesaras a Rita. Y eso significa Manuela, que la que ya tenías que haber dimitido eres tú. La receta consiste en llamar libertad de expresión a la injuria y verdugo a la víctima. Así se forja una guerra civil. Eulogio López eulogio@hispanidad.com