- ¿En qué se diferencia un feto un día antes de nacer del mismo bebé un día después?
- El infanticidio es más sincero que el aborto: matar al niño en el seno materno, antes de nacer, y a escondidas.
- Y no es ni más ni menos cruel o inmoral que el aborto.
- La diferencia: que al niño recién nacido se le ve y se le toca.
- Es lo mismo que distingue al aborto del anticonceptivo.
Es
una dirigente menor de Izquierda Unida pero estoy seguro que representa el sentir de otros miembros de su formación, del 50% de los políticos españoles y del 100 por 100 de las feministas.
A fin de cuentas, ya nada nos asombra en las salvajadas sobre el asesinato del más inocente y más indefenso de todos los seres humanos, el concebido y no nacido.
Y tiene razón. Veamos: ¿qué diferencia a un niño 24 horas antes de nacer y 24 horas después, cuando aún -importante dato- no ha sido inscrito en el Registro Civil? En casi nada. ¿Entonces?
Nuestra feminista tiene razón:
si el feto es suprimible, el bebé también. Eso sí, a partir de ahí, se abren inquietantes interrogantes. Porque claro, en qué se diferencia un bebé recién nacido de un bebé de tres meses? En casi nada. Sólo es un poco más grande. ¿Y de un bebé de 1 año? No mucho, sólo en el tamaño. De hecho, podíamos alargar el aborto libre hasta que los niños no tengan uso de razón. Pongamos los siete años de edad. Hasta entonces, que la madre, no el padre, por supuesto, decida si vive o muere. Ya lo tengo: lo mas progresista es el aborto libre (y gratuito, esto es importante) hasta los siete años de edad.
Día de los Santos Inocentes… e indefensos. ¿Qué por qué no hemos llegado aún al infanticidio? Fácil, porque todo la diferencia -poco ontológica, pero palpable- entre un feto al que le faltan 24 horas para nacer y ese mismo bebé 24 horas después de haber nacido es esto: que el segundo se ve y se toca. Es la misma diferencia entre aborto y anticonceptivo. Se considera que el segundo es un remedio para evitar el primero cuando en realidad, todos los anticonceptivos presentes hoy en el mercado pueden ser abortivos. Son, de hecho, potencialmente abortivos.
Sólo que del aborto podemos ver, al menos, los restos, las pocas veces que nos los enseñan.
En definitiva, ver o no ver, lo que revela que vivimos tiempos de enorme profundidad intelectual. En cualquier caso, la festividad de los santos inocentes se refiere a la matanza de Belén para niños ya nacidos y hasta los dos años de edad. Unos 2.000 años después, nuestros queridos políticos nos proponen seguir el mismo camino.
Y la pregunta es:
¿que haría la mayoría si el deseo de nuestra chica de Izquierda Unida se hiciera realidad? Algunos aplaudirían, otros asegurarían que es una cuestión de conciencia personal y unos terceros que no han tenido tiempo de ocuparse del tema. Es lógico: los miembros de los tres grupos ya estarán talluditos: no corren peligro alguno.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com