• El PP, que le dejó tirada, se aproxima ahora a la difunta.
  • Y Podemos manifiesta su buena crianza.
  • Iglesias califica a Barberá como una mujer "marcada por la corrupción".
  • Su austeridad de vida no parece indicar eso.
  • Todo ello con un curioso distingo entre la persona-persona y la persona-político, que haría las delicias de cualquier sofista.
  • En cualquier caso, en España la lucha contra la corrupción se convierte en un alarde de fariseísmo.
"Cacería injustificada". Así definía Jesús Posada lo que ha sufrido Rita Barberá (en la imagen) durante los últimos meses. "Linchamiento" político y mediático, terciaba el portavoz pepero Antonio Hernando. Pero lo cierto es que los peperos se apartaron de ella como si oliera mal desde que fue imputada. Ella no dimitió, convencida de su inocencia y de la tonta teoría de que un político debe dimitir en cuanto es investigado y no cuando es condenado. ¿Qué ocurre si resulta inocente? Lo de Podemos ha sido peor. Pablo Iglesias ha mostrado su buena crianza cuando, con el cadáver caliente, ha dicho aquello de que era una mujer "marcada por la corrupción". Este chico tiene una gran sensibilidad. Todo ello con un curioso distingo entre la persona-persona y la persona-político, que haría las delicias de cualquier sofista. Y a todo esto, ¿qué había hecho Rita?: "Blanquear 1.000 euros, no para metérselos en el bolsillo sino para su partido". ¿Eso es una vida marcada por la corrupción? Deberíamos ser un poco menos puritanos. Es decir, un poco menos fariseos. Es decir, un poco menos hipócritas. Eulogio López eulogio@hispanidad.com