- Asistimos a una masacre de musulmanes contra cristianos, similar a las del nazismo o el comunismo.
- Pero sólo les apoya la Iglesia, en especial Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).
- El libro de Raquel Martín "Antes de que sea demasiado tarde", es un relato impactante de lo que está ocurriendo en Irak y Siria.
- Mensaje de Martín tras su viaje a Nínive. "Hermanos nuestros de Irak, no os vamos a dejar solos: os necesitamos para despertar nuestra fe". Una verdad como un templo.
Conocí a
Raquel Martín en la agencia Servimedia. Era lo que pudiera decirse un pequeño terremoto. Sin esperar a la Vicaría ya echaba broncas telefónicas a su entonces novio por no haberle dado cuenta de su vida durante… ¡48 horas! Y esto sin dejar de teclear noticias sobre el tiempo. Auguré entonces que aquel sería un gran matrimonio, perdurable. Y por una vez, no me equivoqué en mis predicciones.
Raquel era la clásica redactora que todo director desearía tener en su redacción a condición de tener sólo una. Con dos resultaría ingobernable.
Ahora trabaja en
Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN). No lo dude, lector: si alguna vez tiene dudas de por qué conducto eclesial canalizar sus donativos a la Iglesia la respuesta más inequívoca es AIN, la obra creada por el padre Tocino y que se ha convertido en un
repartidor eficaz de bienes físicos y espirituales por todo el orbe.
Y es Raquel Martín la autora de un libro,
Antes de que sea demasiado tarde, sobre la feroz persecución a los
cristianos de Irak. Como ella misma dice, algo parecido a las
persecuciones nazis, soviéticas o maoístas. Sólo que ahora mismo, en 2015, ante nuestros ojos.
Antes de que sea demasiado tarde,
es un libro reportaje. Abundan las fotos, de personas y paisajes, lo cual es muy útil porque el
Creciente fértil es uno de los grandes desconocidos de Occidente. Esas fotos dejan ver los nombres bíblicos de
Asiria, Nínive, Babilonia, que con la imagen adquieren identidad. Y los rostros son aún más importantes: cuando pensamos en cristianos pensamos en hombres indoeuropeos, pero no en semitas de tez oscura y morfología marcada por esos ojos tan expresivos, especialmente en los niños, que resultan tan llamativos para hispanos, eslavos o anglosajones.
Pero ese no es el objeto del libro. El objeto es recordar que, en Mosul, la segunda ciudad de Irak, había 35.000 cristianos y ahora no queda ni uno. O recordar que el
Ejército Islámico (EI)
no hubiera nacido sin el patrocinio de Arabia Saudí y Turquía, es decir, sin el amigo de Occidente y sin el miembro de la OTAN. O la de recordar que el EI es el
grupo terrorista más rico del mundo, con acceso a petróleo y con el fruto de la rapiña de tantas propiedades cristianas.
El libro se completa con relatos. El del
obispo de Erbil, el de sacerdotes y religiosas que se juegan la vida cada día porque no quieren abandonar a aquellos que llevan siglos, toda la era cristiana, apoyando. Un sacerdote fue secuestrado durante nueve días. La macedonia mental de sus captores llevaba a pedirle consejo espiritual de día y torturarle de noche.
Ese sacerdote sigue allí y esa iglesia perseguida tiene las agallas de seguir abriendo centros de sanación y escuelas.
Y mientras todo esto ocurre aquí, en España, miramos al tendido. Estamos muy preocupados por el problema separatista catalán y
por la corrupción, que es terrible.
¿Pero saben qué es lo que resulta más infame de este genocidio cristiano cuya crueldad nada tiene que envidiar a la del nazismo o el comunismo? Pues que
los líderes de las víctimas, es decir, los líderes de Occidente. Por ejemplo,
Mariano Rajoy, ni hablan de ello. Está mal visto. Y si se les pregunta se ofenden. Yo lo he hecho, a Rajoy, y me respondió que ya hacen bastante por los derechos humanos desde el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (sic).
Y se quedó tan ancho.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com