• Este año esa Festividad se celebra el próximo domingo, en que termina el jubileo de la misericordia. Y como aseguraba Santa Faustina Kowalska, a la era de la misericordia sucederá la era de la justicia.
  • Y todo esto dentro del marco previsto: las profecías no se lanzan para predecir sino para convertir.
  • Y lo deseable es que la entronización del mal no llegue nunca.
  • Dios crea el mundo, el hombre lo construye.
"El día del comienzo del Reinado del Anticristo, también será un día de Cristo Rey". Es una de las revelaciones de Cristo a la madrileña Marga. Este año la Festividad de Cristo Rey cae el próximo domingo, día 20 de noviembre, y coincide con el fin del jubileo de la Divina Misericordia. Y como aseguraba Santa Faustina Kowalska, la 'inventora' moderna de la Divina Misericordia, tras el tiempo de la Misericordia llegará el tiempo de la justicia. Y no es para asustar, como ya he repetido muchas veces. Las profecías no se han hecho para predecir sino para convertir. Es más, lo mejor sería que nuestra conversión evitara lo previsto, de la misma forma que nuestro pecado provocó lo previsto. En este marco es donde el conocimiento profético alcanza su verdadero significado, en el que se cruzan el sentido común y el sentido de las proporciones. Las profecías, no las majaderías. Constituye, además, la mejor comprensión de la vida real, porque la vida no se entiende sin su vertiente espiritual y porque no hay nada más natural que lo sobrenatural. En plata: el Reinado del Anticristo es una figura tan anclada en el Evangelio que resulta difícil prescindir de ella. Ahora bien, el hombre es libre y la historia es la historia de la libertad. Es Dios quien modela el mundo pero lo hace según los méritos y deméritos de los hombres. Algo parecido a esto: Dios crea el mundo, el hombre lo construye. Lo construye con su libertad, que ni el mismo Dios se atreve a tocar. Al parecer, el Creador no acepta el amor de máquinas y animales. Sólo acepta el afecto del  único ser racional y libre: aquel que puede elegir entre amarle u odiarle. Eulogio López eulogio@hispanidad.com