El grupo de Carlos Slim (CarsoAmérica móvilImbursa), uno de los hombres más ricos del mundo, presenta lo que llaman Principios del Grupo Carso. Vamos, que pasan de chorradas corporativas peligrosas, tipo Pacto Mundial de la ONU para las empresas y montan un decálogo (mejor, once puntos) de comportamiento corporativo

En esos once puntos, no figuran las peligrosas necedades habituales en los manuales sobre buen gobierno corporativo, y con su habitual carga de eufemismos: diversidad, sostenibilidad, e incluso ideología de género, que de todo hay.

En el Código del Grupo Carso no se pronuncian conceptos tópicos como sostenibilidad o diversidad. O sea, que son gente seria

Pues bien, Carlos Slim va por otra línea, es mucho más práctico… y más profundo. El punto que más me ha gustado ha sido el undécimo y último, Allá va: “Nuestra premisa es, y siempre ha sido, en muy presente que nos vamos sin dada (al otro mundo, para entendernos); que sólo podemos hacer cosas en la vida y que el empresario es un creador de riqueza que administra temporalmente”.

De lo cual pueden extraerse varias conclusiones del año más interesantes. En primer lugar, que Slim no quiere ser el más rico del cementerio.

A México, afortunadamente, no ha llegado El Pacto Mundial de las empresas, que introducen incluso el aborto en los códigos de Buen Gobierno empresarial

Otros dos puntos merecen la atención: el séptimo, donde se asegura que el dinero que sale de la empresa se evapora. Es decir, que lo del dividendo y el valor para el accionista está muy bien, pero lo que se reparte en dividendo no se invierte.

Y aún otro, el décimo: todos los tiempos son buenos para quienes saben trabajar y tienen con qué hacerlo

A México, afortunadamente, no ha llegado El Pacto Mundial de las empresas, que introducen incluso el aborto en los códigos de Buen Gobierno empresarial.